José Gualinga, uno de los de afectados por las inundaciones del río Bobonaza, reveló que los cientos de familias esperan la ayuda del Estado. Están viviendo en carpas y chozas improvisadas con plásticos y comiendo de la caza y pesca, y de la generosidad de familiares y vecinos que les colaboran.
Sólo en la parroquia Sarayaku, más de 20 familias perdieron sus viviendas y cultivos de plátano yuca y maíz, que es la principal fuente de alimentos. Otras comunidades vecinas como Pakayaku, Jatun Molino y Teresa Mama, están en condiciones similares, dijo Gualinga.
Además, se han destruido los puentes, los caminos vecinales, las pistas de aterrizaje, las escuelas y colegios, algunas edificaciones han quedado en pie, pero con una alta capa de lodo en su interior, que al calentase al sol se constituye un foco de transmisión de enfermedades, advirtió.
Reconoció que la secretaría de Gestión de Riesgos les envío un cargamento con colchones y otros implementos, pero nada más, no han llegado raciones alimenticias, ni otras ayudas. Mencionó que conoce del interés del Prefecto Jaime Guevara de ayudarles, pero todavía no ha llegado.
De manera que a la emergencia por la pandemia del COVID_19 se suma la emergencia por las inundaciones. Por la destrucción de los archivos, biblioteca, laboratorios del colegio, los estudiantes no pueden cumplir con las tareas teledirigidas.
