Una madre que muestra optimismo, es un bálsamo que alimenta el alma

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HISTORIAS

En medio de la incertidumbre que ha generado en el mundo la presencia de la pandemia del Covid-19, encontramos en Punín a doña Doraliza Viñán Olmedo, una matrona del pueblo que a sus 79 años es la que más ánimo y tranquilidad transmite a sus familiares, amigos y vecinos.

Transmite su entusiasmo todo el tiempo

Doraliza Viñán, junto a su esposo y al grupo de danzantes con los trajes que ella confeccionó.
Doraliza Viñán en una de sus actividades que es la confección de joyas.
La familia Yungán-Viñán en una de sus reuniones.
La señora Doraliza Viñán muestra uno de sus trabajos tejidos hechos a mano.
La Familia Yungán Viñán en una de sus reuniones en la parroquia Punín.

. Este es un gran tirón de orejas porque el mundo se ha olvidado de Dios” asegura ella.

La señora Dorita como la llaman cariñosamente en el pueblo, nos recibe con una amplia sonrisa, la que solo se pierde cuando recuerda que desde pequeña le tocó asumir grandes responsabilidades por ser la primogénita de la familia.

Ella es un gran referente oral de la historia de Punín. Nació un 17 de febrero de 1941. Es la primogénita de los esposos César Viñán y Lida Olmedo.

Nos cuenta sobre su niñez y juventud

Recuerda que desde muy pequeña fue inquieta, curiosa, inventiva y solidaria con sus amigas y compañeras de escuela.

Sus primeros años de estudio los hizo en la escuela Javier Sáenz para luego, de manera interrumpida, realizar un curso de corte y confección, en donde aprende, además, a tejer y bordar.

Cumple con responsabilidad las obligaciones de la casa

Las exigencias de su madre, por ser la primogénita, le obligan a madurar muy pronto y asumir las tareas de la casa y el campo. Su padre era joyero de profesión, pero la música lo llevaba en su sangre eso le obligaba a salir de manera frecuente pues debía atender un sin número de compromisos.

Muy jovencita, a los 15 años, conoce a quien sería su compañero de vida. Ezequiel Ulpiano Yungán, con quien, cinco años más tarde, se comprometía en matrimonio.

El hogar y la familia hay que guiar con ejemplo y responsabilidad

Con una obligación a cuestas y como decían los mayores de la época “el que se casa busca casa y el costal para la plaza”, la joven pareja decide emprender en una dura empresa llamada Hogar.

Ezequiel, Peluquero de profesión y mil oficios más por afición. Doraliza daba sus primeros pasos como joyera. A los pocos meses de su matrimonio pierde a su Padre, quien falleciera en un accidente de tránsito cuando retornaba de un compromiso al que había asistido con la banda de música de Punín.

Con su luto a cuestas y la pena por la pérdida de su padre, recibe la cigüeña que llegaba para alegrar el hogar Yungán-Viñán. Con ello, crecían las obligaciones y preocupaciones por lo que decida dar sus primeros pasos como joyera.

Recuerda que, fue justamente su padre, quien en un sueño terminó de darle las lecciones básicas de la joyería, que luego sería su profesión con la que ayudaría a educar a sus cinco hijos, todos ellos ahora profesionales, para ello valiente y emprendedora, decide salir a vender sus joyas en las diferentes comunidades de la parroquia con lo cual aportaba para los gastos del hogar.

Pero no solo la joyería hacía parte de su conocimiento también compartía su tiempo con la costura, bordado, agricultura y tareas domésticas.

Muestra su habilidad y dedicación para el tejido y bordado

Tiene a su haber verdaderas obras de arte en tejidos y bordados. Dice que nada le hace más feliz ver que sus cubrecamas, manteles y tapetes que están en el hogar de cada uno de sus hijos y hasta de sus nietos.

Con una enorme sonrisa un brillo especial en sus ojos dice que incluso sus obras de arte traspasaron fronteras, pues llegaron hasta Barcelona-España, donde vive su cuarto hijo y su familia desde hace 20 años.

En ese ambiente de recuerdos, mesas de trabajo, canastas de hilos de mil colores, agujetas vive una extraordinaria mujer que, hace cuatro años, pierde al amor de su vida, Ezequiel fallece en un accidente de tránsito.

Con una vista envidiable teje y borda las más finas prendas

Lo impresionante es que aún trabaja en las joyas de plata como hace más de 60 años. Ella dice que se levanta a las 3 o 4 de la mañana porque hay cosas que no se pueden hacer en la claridad. “Solo utilizo lentes para ver de cerca no necesito para nada más”, asegura sonriente, mientras dice que para descansar de esa tarea le gusta salir a disfrutar del aire puro recorriendo sus terrenos, regar a agua a sus hermosas plantas que tiene en casa o tejer y bordar; eso sí, acompañada siempre de música nacional y en otros momentos de los rezos que se transmiten por varias radioemisoras.

Confeccionó la ropa para los danzantes de la parroquia

El bordado, el tejido y las habilidades son su fuerte y en varias oportunidades cumplió con su trabajo especialmente con la parroquia, confeccionó toda la ropa para los danzantes, expresa que esa fue una de sus mayores alegrías, ver que de sus manos salieron los trajes que recorrían la parroquia en las principales festividades.

Una descendencia que espera se mantenga unida

Ahora disfruta del amor de sus cinco hijos, doce nietos y dos bisnietos, que siempre están pendientes de ella, gracias a la formación que les dio.

Doña Dorita es un gran ejemplo de vida. El tiempo se hizo corto, pero fue suficiente para reafirmar que el amor el respeto y la tenacidad lo puede todo. “Mientras hay vida. Hay esperanza”. No hay porque desanimarnos.

Vuelva pronto me dice, no se olvide que Punín es un pueblo maravilloso lleno de historia que requiere de mucho apoyo para surgir.

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1 COMENTARIO

  1. Felicitaciones al diario LOS ANDES por tan emotiva entrevista a un personaje muy representativo de nuestra querida parroquia de Punin.
    Sigan adelante con esta clase de entrevistas que de seguro encontraran mas personajes e historias de nuestro querido Punin.

    Saludos desde Guayaquil

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