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miércoles, abril 30, 2025

Abren expediente tras grave agresión policial a hincha de LDU

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AGRESIÓN

Edison Pilataxi, un joven aficionado de la Liga Deportiva Universitaria de Quito, fue herido gravemente por el impacto de una bala de goma disparada por un miembro de la Policía Nacional, lo que le provocó la pérdida total de su ojo derecho. Este hecho ha motivado la apertura de una investigación conjunta entre la Fiscalía General del Estado y la LigaPro.

El pasado sábado 30 de marzo, en el estadio Alejandro Serrano Aguilar de Cuenca, un momento de celebración terminó en una escena de dolor.

El incidente ocurrió durante el desarrollo del partido entre Deportivo Cuenca y Liga de Quito, correspondiente a la sexta fecha del torneo nacional. Según los primeros informes, tras el primer tanto del equipo visitante, varios hinchas escalaron las mallas de seguridad del estadio en señal de euforia.

La respuesta de los uniformados, sin embargo, fue desproporcionada: una ráfaga de disparos con balas de goma, supuestamente para dispersar a la multitud. Uno de esos proyectiles impactó directamente en el rostro de Pilataxi, quien se encontraba en las gradas de la localidad asignada.

El joven, se encontraba en una zona próxima a niños y afirma no haber participado de los desórdenes, recibió además otros tres impactos: en el cuello, la cabeza y el codo. Aunque estas heridas no comprometieron su vida, la lesión ocular fue irreversible. “Yo no me subí a las mallas. Había dos niños justo detrás de mí.

No somos criminales, somos hinchas”, declaró con evidente consternación, quien ya presentó una denuncia formal ante la Fiscalía del Azuay. De todas las instituciones involucradas, únicamente la Liga Deportiva Universitaria de Quito se ha comunicado directamente con Pilataxi para expresar su respaldo.

Aunque las autoridades aún no han señalado responsabilidades concretas, el proceso avanza con celeridad debido a la contundencia de los hechos y al nivel de conmoción pública generada.

La imagen de un joven hincha perdiendo un ojo por ir a alentar a su equipo se ha convertido en un símbolo del límite que nunca debió cruzarse.

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