En los últimos días el arbitraje ecuatoriano ha tenido una serie de reacciones “no positivas” por parte de jugadores, cuerpos técnicos, aficionados y sobre todo de los propios jugadores y acompañantes.
En el Estadio Pascual Bissón de la Comunidad Salesiana, en donde la poca cultura de quienes asisten al estadio no permite que el árbitro tome las decisiones correctas, porque lo que es bueno para uno para los otros es malo, y en medio de ellos los improperios y los vejámenes causan desesperación en los jueces.
En Pallatanga se quejan del arbitraje del partido entre el Estudiantes de la Plata y el Independiente San Pedro de Alausí; para los perdedores el árbitro permitió que el equipo rival de patadas a sus jugadores y no pito de muy buena manera; por su parte, los rivales no han pronunciado nada a favor ni en contra de los árbitros.
En Quito en cambio la actitud por demás violenta de los asistentes técnicos de la Universidad Católica en divisiones inferiores, propició escenas preocupantes, pues lanzaron una “patada voladora” al juez, que cayó al piso, en donde también fue agredido por el técnico.
En Guano, el arbitraje a pesar de que tuvo equivocaciones, los jugadores del partido colaboraron y al final todos se dieron la mano, constituyéndose en la otra cara de la moneda del arbitraje ecuatoriano. LEC
