Como en cada feriado, aunque últimamente no es un fenómeno de esa fecha, los accidentes de tránsito tuvieron su espacio de protagonismo. En ciudades como Riobamba y Ambato, la imprudencia, la impericia y la irresponsabilidad intencional frente al volante se hicieron noticia.
Esa inconducta de conducir vehículos al borde del peligro no pasa de moda y en este feriado de Difuntos e Independencia de Cuenca se volvió a sentir. ¿El resultado? Daños materiales, heridos y sustos, que ojalá dejen aprendizajes.
Lejos de ese problema social, vale destacar, aunque con algo de caos vehicular, la tradicional feria de finados que se desarrolló en Tungurahua, promovida por una cooperativa de ahorro y crédito. Un espacio propicio para la reactivación de la economía y la promoción del turismo. Actividad que en provincias cercanas de la región no se ha visto.
La participación del sector privado siempre será importante en una devastada economía nacional y local. Quedarán lecciones, como la revisión de planes de contingencia y prevención frente a fenómenos antrópicos que pudieran generarse en sitios de concentración masiva. Lo trascendental, a la hora de las cuentas, son los réditos que estas actividades generan.
El país volverá a las actividades normales luego de este largo feriado. Desde hoy, seguro las autoridades brindarán más detalles de los resultados de estos cinco días.
