SEGURIDAD
Una explosión provocada por un coche bomba en las inmediaciones de la Penitenciaría del Litoral, al norte de Guayaquil, causó una serie de daños materiales y humanos. La detonación de una camioneta doble cabina negra cargada con explosivos dejó como saldo la muerte de un guía penitenciario y redujo a chatarra al menos seis vehículos.

La onda expansiva alcanzó un radio de 130 metros, destruyendo vitrinas y ventanales de viviendas y negocios cercanos, mientras que partes del vehículo volaron a 50 metros de distancia.
Edison Baldeón, residente y propietario de un negocio de venta de encebollados ubicado a solo 50 metros del lugar de la explosión, relató cómo escuchó un fuerte estruendo y vio partes del coche bomba volando hacia su local. “Estos pedazos metálicos volaron más de 40 metros desde el otro lado de la avenida”, comentó Baldeón, quien vio cómo la puerta de su negocio fue derribada por los restos del vehículo.
La policía ha encontrado esquirlas de metal y plástico en un amplio radio de impacto. Además, la transmisión trasera del coche bomba fue expulsada a más de 30 metros de distancia y se están analizando los restos del vehículo para determinar si estaba reportado como robado.
La explosión también provocó daños en al menos una decena de negocios y viviendas cercanas, con techos, puertas y ventanales destruidos. Algunas casas, especialmente en el barrio Unión de Propietarios, donde residen varios guías penitenciarios, reportaron daños significativos. “Las lámparas se desplomaron del techo y un aire acondicionado quedó desbaratado”, relató Wilson Jiménez, residente de la zona.
En cuanto a las posibles razones del atentado, la Policía Nacional maneja dos hipótesis principales. La primera está vinculada a movimientos internos de presos en la penitenciaría, específicamente en el pabellón 3, donde ocurrió una masacre en noviembre de 2024, y que podría estar relacionado con la resistencia de la organización Los Duendes a los traslados de internos. La segunda línea de investigación apunta a una escalada de violencia por parte de grupos armados organizados como Los Choneros y Los Lobos, quienes han intensificado sus ataques en respuesta a las acciones del Estado.
Este ataque es solo el último de una serie de incidentes violentos ocurridos en las cercanías de la Penitenciaría del Litoral, que incluyen un tiroteo en febrero y la muerte de varios internos en marzo. La policía continúa investigando el uso de explosivos y la identidad de los responsables del ataque.