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miércoles, abril 30, 2025

Desdolarizar es imposible

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Por: Daniel Márquez Soares

Para poner fin a la dolarización en Ecuador se requeriría la cooperación de la población o la imposición estatal. Ambos escenarios son imposibles.

La introducción de una nueva moneda en una economía libre –como se demostró en los inicios de la Alemania Federal, en Irak, en Brasil o incluso en la misma dolarización ecuatoriana– requiere la cooperación de la gente. Por eso, desdolarizar Ecuador de forma consensuada sería imposible; la población está absolutamente enamorada del dólar y bajo ninguna situación aceptaría otra moneda.

La otra posibilidad, la de la coerción estatal, resulta aun más inverosímil. El enclenque e inoperante Estado ecuatoriano no estaría en posibilidad de controlar cada transacción económica e imponer el uso de la nueva moneda. Igualmente fantasiosa es la paranoica elucubración sobre una gran confiscación de dólares como antesala a la introducción de otra divisa. Incluso una conversión forzada de todos los recursos de la banca –una maniobra políticamente suicida– sería inútil; la tasa de bancarización de la economía ecuatoriana es aún baja, lo que significa que todo continuaría operando regularmente dolarizado bajo ese escenario.

Más allá, el Estado no cuenta con el recurso humano ni logístico necesario para llevar a cabo una confiscación de dólares casa por casa. Si el Estado empieza a pagar sus cuentas en una nueva moneda, tampoco haría mucha diferencia; la participación estatal en la economía es minoritaria y esa divisa sería rápidamente rechazada por la población.

Tampoco es cierto que la dolarización puede colapsar “por falta de dólares”. Si estos escasean, solo aumentará su velocidad de circulación, se producirá un ajuste real por deflación o la demanda atraerá dólares del extranjero. Eso sin tener en cuenta el dinero sucio y el hecho de que, en general, hay muchos más dólares en la economía ecuatoriana de lo que las cifras revelan.

La dolarización ecuatoriana solo terminará cuando el poderío del dólar declive y la población renuncie voluntariamente a él. Pero es más probable que Ecuador desaparezca antes que la primacía del dólar lo haga.

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