Cada 02 de marzo, la Policía Nacional conmemora un aniversario más de vida institucional, al servicio de la seguridad ciudadana y el orden público. En esta efeméride, se recuerda la creación de este organismo cuando el general Alberto Enríquez Gallo, un 2 de marzo de 1938 creó la Escuela de Carabineros. Hoy, sus integrantes, en todos los niveles, siguen firmemente comprometidos, involucrados en una causa común: la erradicación de la violencia social y la criminalidad que infunden miedo a la sociedad.
Todavía está fresco el hecho de que mientras millones de ecuatorianos disfrutaban en el seno familiar, en la barriada o en grupo de amigos de las fiestas de Carnaval que las acabamos de pasar, miles de policías estratégicamente ubicados a lo largo y ancho de la patria, ponían su cuota de renunciamiento, sacrificio y cumplimiento del deber en la protección ciudadana, realidad que se repite en todos los feriados.
La Policía nacional, por su trayectoria de servicio a la colectividad, por el respeto a los Derechos Humanos, por sus políticas de seguridad, por su compromiso social de erradicar la violencia, por la lucha contra los delitos convencionales, por su acción contra el narcotráfico que contamina, que provoca tragedias a niños y jóvenes y concomitantemente a los hogares se ha ganado con legitimidad y por derecho propio el respeto, el respaldo y la confianza de la ciudadanía a la que sirve con abnegación y disciplina. Los pocos casos que dentro de las filas policiales, han caído en actitudes reñidas con la moral y la honestidad, no pueden empañar las glorias de miles de policías que evidencian gran profesionalismo a partir de su capacitación en Criminalística, Tecnología, Seguridad y otros ámbitos académicos y profesionales.
Nuestro homenaje y pleitesía a la Policía Nacional en sus 85 años de vida institucional, particularmente a los héroes que cayeron ofrendando su vida plena de dignidad y a los miles de uniformados que, desde sus trincheras, están vocacionalmente prestos a servir y proteger al país dando todo de sí, en un marco, fundamentalmente, de respeto y defensa de la dignidad humana.