EDITORIAL

Miles de árboles derribados

Es posible que miles de árboles hayan sido derribados por la protesta “pacífica” del sector indígena liderada por la Conaie a lo largo de miles de kilómetros en las carreteras y vías del país. En este contexto, bien vale recordar que nuestra Constitución dedica el capítulo séptimo a desarrollar el tema de los derechos de la naturaleza, y en el Art. 71 establece que “La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente   su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos”.

 A propósito de esta coyuntura de protesta social, es preciso señalar que  los órganos estatales deben llevar adelante la política ambiental del Ecuador para garantizar la calidad del aire, la calidad de los suelos, un ambiente sano y ecológicamente equilibrado con el objetivo de hacer del país, una nación que conserva y usa sustentablemente su biodiversidad, mantiene y mejora su calidad ambiental, la calidad del aire de las urbes,   reconoce al agua, suelo y aire como recursos naturales estratégicos, teniendo presente el tema del cambio climático.

Se entiende el derecho a la protesta social, siempre que esta sea pacífica y se respete el derecho de los demás a trabajar, a movilizarse; pero también que se respete a la naturaleza. Con mucha pena la sociedad ecuatoriana ha visto cómo “árboles frondosos y floridos” acaso con cientos de años oxigenando el planeta han sido víctimas silenciosas de la agresión de los indignados protestantes. Mucho aire puro dejará de serlo en medio de este ambiente de contaminación ambiental que inunda el planeta.

Un ambiente limpio y seguro es un derecho de todos los ecuatorianos; y los gobiernos seccionales y nacionales tienen la responsabilidad de potenciar las políticas para precautelar la salud de la población.