ATAQUE
En una operación de alto impacto llevada a cabo la madrugada del domingo, Estados Unidos empleó por primera vez en combate la GBU-57A/B, conocida como la bomba “rompebúnkeres” más potente del mundo, con el objetivo de inutilizar las instalaciones nucleares subterráneas de Irán.

Funcionarios del Departamento de Defensa confirmaron el uso de esta arma de precisión, también llamada Massive Ordnance Penetrator (MOP), que pesa más de 13.600 kilogramos y es capaz de penetrar hasta 61 metros de concreto reforzado antes de detonar. La operación, según el Pentágono, tenía como objetivo neutralizar amenazas nucleares ocultas bajo tierra.
La GBU-57A/B es considerada una pieza clave en el arsenal estratégico estadounidense. Fue diseñada específicamente para atacar estructuras altamente fortificadas como búnkeres y túneles profundos, y es transportada exclusivamente por el bombardero furtivo B-2 Spirit, capaz de cargar hasta dos de estas bombas en una sola misión.
Aunque EE.UU. afirmó que el ataque “destruyó” completamente el programa nuclear iraní, medios oficiales de Teherán restaron importancia al hecho, señalando que las instalaciones fueron evacuadas a tiempo y que los daños fueron mínimos.
Esta acción marca un precedente militar importante, pues es la primera vez que se utiliza el MOP en una operación real, aunque previamente había sido probado en campos militares de Estados Unidos, como el polígono de misiles de White Sands, en Nuevo México.
Según expertos militares, el número de GBU-57A/B en manos de EE.UU. es limitado, y su uso sugiere una escalada significativa en la forma en que Washington responde a amenazas nucleares.
Analistas como Paul Rogers, profesor emérito en la Universidad de Bradford, han advertido que el uso de esta bomba en escenarios con defensas aéreas activas requeriría apoyo de cazas furtivos como el F-22 y vehículos no tripulados para evaluar los efectos del impacto.

El mundo observa ahora con atención la reacción de Irán y el desarrollo de los acontecimientos en una región ya marcada por tensiones geopolíticas crecientes.