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sábado, junio 21, 2025

El valor de la imagen

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Por: Rodrigo Contero Peñafiel

El valor y el carácter de una persona están determinados por una combinación de factores, biológicos, ambientales y cognitivos, los cuales se manifiestan en coherencia con la realidad en la que vivimos. El equilibrio entre estos factores es fundamental para evitar caer en estados de neuroticismo o cinismo que puedan desequilibrar la personalidad y dificultar la solución de los problemas cotidianos.

El egoísmo que muchas personas manifiestan debería mantenerse dentro de los límites de lo socialmente aceptable, de manera que les permita cultivar amistades, relaciones laborales y vínculos colaborativos que fomenten una convivencia armónica. Estas relaciones deben contribuir a mantener una imagen íntegra, especialmente con quienes ejercen funciones de liderazgo o administración dentro de un grupo. Un dirigente no puede ser cruel ni ejercer su poder para causar daño a los demás.

El poder no debe emplearse como instrumento para generar conflictos que terminen en la destrucción de personas o de un país que ha depositado su confianza en quienes gobiernan. Existen ejemplos en el mundo donde, por decisiones perversas se destruyen vidas mediante ataques, bloqueos o la escasez deliberada de alimentos y medicinas. Quien respeta la vida de los demás comprende el verdadero significado del poder. Las emociones mal gestionadas pueden distorsionar la imagen del líder, tanto por su presencia excesiva como por su ausencia injustificada. Todo dirigente debe actuar con responsabilidad y conciencia en el momento oportuno.

El equipo de asesores que acompañan a un líder debe ser capaz de generar estabilidad a lo largo de su gestión. La colaboración política y la estabilidad económica son pilares fundamentales para un gobierno eficaz. Por otro lado, la oposición debe trascender más allá de una actitud de permanente confrontación.

Quienes ejercen el poder, como aquellos que forman parte de la oposición tienen la obligación de manifestar con claridad sus proyectos y virtudes dentro del ámbito político y administrativo. Solo así se puede evaluar con objetividad el verdadero valor de su presencia, así como los pilares que sustentan su imagen o su fracaso.

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