TECNOCIENCIA
La falta de higiene digital mientras navega por Internet lo hace más vulnerable al robo de información o extorsiones. Una experta le dice cómo mantener un entorno tecnológico sano. Pero en la vida digital, los hábitos cambian: las contraseñas se entregan a cualquiera y se navega en redes inseguras. ¿Por qué?

Cada mañana las personas mantienen sus hábitos de higiene básica. Y luego, cuando salen de la casa, cierran la puerta y guardan la llave en un lugar seguro, y jamás la entregarían a un extraño.
La gente no está consciente aún de los riesgos de vivir en Internet, de que estamos expuestos a hackeos o censuras todos los días”, dice Sara Zambrano, directora ejecutiva del Centro Autonomía Digital (CAD).
Esta organización, ubicada en Quito, presentó en agosto el primer taller sobre higiene digital para concienciar a los usuarios de que cada paso que dan en Internet deja huellas. La higiene digital se concibe como una serie de práctica, herramientas y hasta trucos para blindar la seguridad en línea. “Es mantenernos saludables en el entorno digital”, agrega Zambrano. Según Zambrano, los internautas confían demasiado al momento de entregar sus datos personales a un servicio o aplicación en línea, sin tomar en cuenta que “los datos son la nueva mercancía y por ello es que los servicios son gratuitos”. “A veces salimos de un local comercial, al que nos hemos conectado a la red WiFi y nos llegan encuestas o promociones que no hemos pedido”, explica Zambrano. Ese correo o promoción es un ejemplo del acceso y poder que tienen las empresas sobre los datos, ubicación y perfil de un usuario. El primer curso del CAD fue para capacitar a los usuarios sobre cómo crear contraseñas seguras, partiendo de la premisa que la clave de acceso más popular sigue siendo la tan insegura “1,2,3,4”.