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miércoles, abril 30, 2025

Golpe de gracia

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Por: Kléber Mantilla Cisneros

En tiempos de apagones y una pertinaz crisis laboral es complicado identificar una posición política e ideológica coherente. Un ‘correísmo socialcristiano’ intentó censurar a la ministra del Interior, Mónica Palencia, entre trampas y felonía. Otra mancha a una seudo-izquierda enmarañada, aliada a la ultraderecha del puerto, en retroceso; ahí, con banalidad a calificar: ‘florindo’ o ‘facho’, a lo distinto, a la crítica fecunda. Lo social y ‘cristiano’ hace tiempo que se convirtió en vocablo personalista y anécdota sacada de otro siglo. Palabra desprestigiada y degradada como ese mal uso de llamar ‘revolución’ al provecho de un grupo mafioso en la cosa pública; que secuestró y falseó el liberalismo de Eloy Alfaro: el pensamiento original del Estado laico separado de la Iglesia colonialista.

El correísmo engulló, mintió y mutó; vino la traición de Lenin Moreno y perduró al lassismo. Su narcopolítica había infectado casi la totalidad de la nación. El factor narco incorporó pandillas criminales que, en pocos años, las convirtió en legisladores (Ronny Aleaga). Contaminó universidades, casas de salud, cooperativas, generales, sectores estratégicos: eléctrico, minero y petrolero; e intentó amordazar a la prensa. Todo, guiado tras la carta de Montecristi: la doctrina del correato que evolucionó a una suerte de fascismo del narcotráfico. Lo que atenta contra la humanidad y corrompe.

Pero, un termómetro que mide la calentura de la droga y el soborno es la investigación periodística que concluyó en casos judiciales: Sobornos, Metástasis, Purga y Plaga. Tan novedoso que ahora hay candidatos-testaferro del narcotraficante, Leandro Norero, y la miopía cursi de la autoridad electoral. Ahí están, por ejemplo, la semiótica del crimen y la táctica sucia del politiquero. La supuesta gobernanza bajo amenaza; snob, fraude y chantaje en provincias. Como en Pujilí, delitos en contratos de ‘obras’, balaceras, extorsión, sicariato y deudas peligrosísimas. O, el atentado contra familiares del presidenciable, Jimmy Jairala, que plasma un anuncio rojo, el cruento camino del magnicidio, la vendetta pública y el reto de hacer política en territorios narco: Manta, Machala, Durán…

Más allá de descifrar la prohibición de ingreso a EE.UU de Rafael Correa y Jorge Glas, cabe armar el rompecabezas con la captura en España, de dos cabecillas de Tiguerones y su vida de lujos en Cataluña. Su atentado a Canal 10, las masacres carcelarias, la justicia cooptada, los santuarios del crimen urbano y las rutas del dinero sucio. Es que ante el tráfico de drogas, armas y personas, la denuncia ciudadana con recompensa y un periodismo indagador y libérrimo pesan. Hace falta un golpe intelectual, artístico, certero y final, a ese moribundo ‘narcorreato socialcristiano’. ¿O no?

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