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miércoles, abril 30, 2025

Iglesia y Estado, asunto separado

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Por: Sofía Cordero

La separación entre Iglesia y Estado no es un capricho moderno ni un ataque a la fe, sino una de las piedras angulares de la democracia liberal. La historia ha demostrado que cuando la religión y la política se mezclan, los resultados suelen ser desastrosos: persecuciones, guerras santas, imposición de dogmas y, en la actualidad, una justificación casi mística de las peores tendencias autoritarias.

Los liberales clásicos entendieron bien este peligro y argumentaron que la autoridad del Gobierno debía surgir del consentimiento de los gobernados, no de una supuesta autoridad divina. La religión debía ser un asunto privado, no una herramienta para que los gobernantes se envuelvan en una falsa aura de legitimidad. Sus ideas se reflejaron en la creación de estados modernos donde la libertad de conciencia fue un principio fundamental. Sin embargo, muchos líderes actuales ignoran las lecciones de la historia.

Este fenómeno no distingue ideologías. Donald Trump, en su primera reunión de gabinete, hizo que todos sus ministros rezaran en una puesta en escena que más parecía un culto que una reunión de Gobierno. En América Latina, el socialismo del siglo XXI también ha convertido la religión en un instrumento de manipulación política. La candidata a la Presidencia por la Revolución Ciudadana apareció en un video en el que una predicadora profetiza y declara que ella es la elegida para ser la presidenta del país: «la ungimos y entregamos Ecuador a esas manos» y «reprendemos a todos los opositores». Una escena digna de la Edad Media.

El uso de la religión como herramienta populista es un síntoma de gobernantes que no comprenden la evolución de las democracias occidentales. La mezcla de fe y política solo ha servido para debilitar la institucionalidad, erosionar las libertades y justificar el autoritarismo con una pátina de santidad. Hoy es común invocar a Dios, como si la divinidad estuviera interesada en la inflación galopante y la represión de opositores.

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