INTERNACIONAL
Las manifestaciones contra las redadas migratorias llevadas a cabo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han trascendido las calles de Los Ángeles, alcanzando al menos una decena de ciudades en todo Estados Unidos, incluidas Nueva York, Chicago, Washington D.C., Filadelfia y varias urbes de Texas.
Las primeras protestas estallaron el pasado viernes, luego de que agentes de ICE realizaran operativos en distintos sectores de Los Ángeles. La respuesta inmediata del presidente Donald Trump fue autorizar el despliegue de la Guardia Nacional, medida que intensificó la indignación ciudadana.
Desde entonces, el movimiento ha ganado fuerza y visibilidad. En Nueva York, centenares de personas se reunieron en Foley Square, cerca de oficinas federales de inmigración, portando pancartas con mensajes como “ICE fuera de Nueva York”. Aunque las manifestaciones se mantuvieron pacíficas en su mayoría, la policía confirmó la detención de varios manifestantes.
En la costa oeste, San Francisco vivió momentos de tensión el domingo cuando más de 150 personas fueron arrestadas tras enfrentamientos cerca de una oficina de ICE. La policía reportó daños a la propiedad pública y privada, además de dos agentes heridos. Las protestas se reanudaron los días siguientes frente al Tribunal de Inmigración de la ciudad. El alcalde Daniel Lurie defendió el derecho a la protesta, pero condenó los actos violentos registrados.
Filadelfia también fue escenario de movilizaciones, con al menos 15 arrestos tras una manifestación que alteró el tránsito vehicular. La policía local subrayó su apoyo a las protestas pacíficas, pero advirtió sobre los riesgos a la seguridad pública.
En Chicago, miles de manifestantes inundaron el centro de la ciudad coreando consignas en inglés y español en rechazo a las acciones de ICE. Según medios locales, se registraron enfrentamientos con la policía y varios detenidos.
En Texas, estado bajo liderazgo republicano, la reacción fue preventiva. El gobernador Greg Abbott desplegó a la Guardia Nacional en anticipación a protestas en ciudades como San Antonio y Austin.
En esta última, las autoridades utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, quienes respondieron lanzando objetos contra los agentes. Dallas también registró protestas, con al menos una persona arrestada.
Las autoridades federales, por su parte, han dejado claro que no darán marcha atrás en su política migratoria. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, reiteró en redes sociales que “ICE continuará haciendo cumplir la ley”.
El corresponsal de la BBC en Norteamérica, Anthony Zurcher, explicó que el despliegue militar en Texas busca marcar un contraste con la respuesta californiana, proyectando una imagen de firmeza y control. No obstante, advirtió que esta estrategia podría tener un efecto contraproducente si las protestas en ese estado escalan en violencia.
Las próximas semanas serán decisivas para medir el impacto social y político de estas movilizaciones, que reflejan una creciente polarización en torno al tema migratorio en Estados Unidos.
