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sábado, agosto 9, 2025

Los municipios: el poder más cercano a la ciudadanía

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En el amplio andamiaje del Estado, pocas instituciones tienen un impacto tan directo y cotidiano en la vida de las personas como los municipios. A menudo relegados en los grandes debates políticos —acaparados por los gobiernos centrales—, los gobiernos locales constituyen, sin embargo, la base real de la democracia y del desarrollo social.

Los municipios, indudablemente, son los espacios donde se toman decisiones que afectan el agua que bebemos, las calles que transitamos, los mercados que abastecen nuestros hogares o los servicios que garantizan nuestra convivencia. Ciertamente, en el día a día, el Estado se expresa y se percibe principalmente a través del cabildo.

Desde una perspectiva jurídica, los municipios no son simples extensiones del poder central, sino entidades autónomas con competencias propias, patrimonio y capacidad normativa. Esta autonomía, lejos de fragmentar el poder del Estado, lo descentraliza, permitiendo que las decisiones se tomen con conocimiento de causa y cercanía con la realidad local.

En Ecuador, los cabildos tienen una historia ancestral. Fueron, incluso durante la colonia, espacios de representación popular, donde se debatían las necesidades de la comunidad y se ejercía cierto control ciudadano. Hoy, ese legado continúa y se redefine bajo principios democráticos modernos: participación ciudadana, gestión territorial, desarrollo sostenible y control social.

No obstante, la realidad también evidencia serias debilidades. Muchos municipios enfrentan limitaciones presupuestarias, dependencia del gobierno central, escasa planificación técnica o corrupción administrativa. Estos factores limitan su potencial transformador y generan desconfianza en la población.

El verdadero reto es fortalecer la institucionalidad local: capacitar a sus autoridades, profesionalizar la administración pública, garantizar transparencia en la gestión y asegurar que los recursos lleguen donde más se necesitan. Un cabildo con capacidad técnica, liderazgo ético y participación ciudadana activa puede convertirse en el motor de desarrollo de su comunidad.

Desde una perspectiva política, además, los municipios ofrecen espacios invaluables para la formación de nuevos liderazgos. Es en lo local donde muchas veces emergen voces nuevas, más comprometidas con lo comunitario que con los intereses partidistas. Ignorar el potencial democrático de los cabildos es un error estratégico en la búsqueda de gobernabilidad y cohesión social.

En conclusión, si queremos una democracia sólida, con ciudadanos empoderados y comunidades en desarrollo, debemos mirar al poder local como la célula madre del sistema democrático. Reivindicar el rol de los municipios es apostar por un Estado más humano, más eficiente y verdaderamente al servicio de su gente.

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