SUDAMERICANA
El duelo entre Independiente de Argentina y Universidad de Chile, por los octavos de final, no se definió en el césped, la violencia llegó a las gradas del estadio de Avellaneda, los incidentes obligaron a suspender el encuentro.

La Unidad Disciplinaria de la Confederación ya tomó el caso y evalúa responsabilidades. Las sanciones van a llegar para los actores de este bochorno. Nada se descarta, y la lupa apunta a Independiente y a la Universidad de Chile, por la conducta de sus hinchas.
La Conmebol fue enfática en su comunicado oficial, condenó los actos de violencia “dentro y fuera del estadio” y reiteró que la seguridad de cada encuentro recae en el organizador local, en este caso Independiente, en coordinación con las fuerzas policiales de Buenos Aires.
La Universidad de Chile informó que 12 de sus hinchas resultaron heridos y fueron trasladados a distintos hospitales cercanos. Ocho de ellos ya recibieron el alta, pero cuatro permanecen bajo cuidado médico, uno en terapia intensiva y dos en condición estable, con posible evolución favorable en las próximas horas, a esto se suman las 3 víctimas mortales.
El Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires confirmó que dos hinchas chilenos fueron intervenidos quirúrgicamente en la madrugada: uno de 56 años con traumatismo de cráneo y fractura cervical, que permanece estable, y otro de 33 años con diagnóstico grave y pronóstico reservado.
Otros dos fueron derivados al Hospital Presidente Perón, también por traumatismos severos en la cabeza. Una vez más, la pelota queda relegada ante la violencia que debería ser extinta en los estadios.
El partido estaba en su segunda parte, con el marcador igualado y la serie todavía abierta (la U había ganado 2-1 en la ida). Ahora, la definición no será en el campo sino en los escritorios de la Conmebol, que decidirá si el encuentro se da por concluido, se reprograma o si directamente asigna la clasificación.