
Ecuador en venta: bases militares y extractivismo
Desde su llegada al poder, Daniel Noboa ha emprendido un giro que sacude los cimientos de la soberanía ecuatoriana: propone reformas constitucionales para permitir bases militares extranjeras en el país.
Su gobierno logró en junio de 2025 que la Asamblea Nacional apruebe avanzar a referéndum con esta enmienda, iniciativa respaldada por 82 legisladores, y ahora avalada por la Corte Constitucional. Esta ofensiva legislativa, lejos de fortalecer la seguridad interna, abre las puertas a subordinarnos geopolíticamente, desplazando el debate hacia alianzas que priorizan intereses internacionales por encima del bienestar popular.
El tras bastidores de una estrategia geopolítica
Las señales que revelan esta inclinación son claras: entre marzo y abril de 2025, representantes ecuatorianos y el propio presidente habrían insinuado a aliados de Donald Trump el interés en instalar una base militar en Ecuador, además de avanzar hacia un tratado de libre comercio.
Este acercamiento tomó forma real en Florida el 29 de marzo, cuando Trump y Noboa sostuvieron un encuentro informal: la coyuntura, a pocas semanas de la segunda vuelta electoral, sugiere tácticas calculadas en clave proselitista. Es evidente que lo estratégico prevalece sobre lo soberano.
Violencia y militarización: el costo social de la alianza
La maquinaria militar crece, pero no sin costos. Desde que Noboa declaró un conflicto armado interno en enero de 2024, se han registrado 31 denuncias de desapariciones forzadas atribuidas a operativos militares, incluidos casos emblemáticos en Guayaquil y una brutal violación de derechos humanos.
En paralelo, se denuncian casi 3.100 homicidios solo en el primer trimestre de 2025. Esta militarización, lejos de traer paz, deja tras de sí un rastro de miedo y legitimiza la impunidad, erosionando la percepción de seguridad que el gobierno pretende vender.
Conclusión: soberanía y ciudadanismos en jaque
La suma de estas maniobras bases militares, militarización interna y extractivismo dibuja un horizonte donde Ecuador se ofrece en bandeja al mejor postor geopolítico. Esta estrategia no dialoga con la recuperación institucional o ambiental, sino con un modelo geoestratégico que sacrifica transversalmente derechos, bienestar y autonomía.
Para quienes seguimos creyendo en un Ecuador digno, esta deriva es motivo de alarma: solo la movilización cívica, la denuncia firme y la defensa de los bienes comunes pueden protegernos de esta lógica de entreguismo en clave neoliberal y autoritaria.