Una secuencia de sanciones económicas anunció Estados Unidos, la Unión Europea y sus aliados ante la arremetida de las tropas rusas, que el sábado recibieron la orden de atacar en todos los frentes en Ucrania, país que intenta resistir el inmisericorde y desproporcionado ataque militar iniciado el pasado jueves.
Aunque la retaliación económica habrá sido prevista en la planificación del presidente ruso, Vladimir Putin –en el poder desde el 2012–, ayer lunes se iniciaron las conversaciones en suelo bielorruso entre las delegaciones de Rusia y Ucrania.
Se dio a conocer que las partes establecieron una serie de prioridades y cuestiones que requieren algunas decisiones, por tal razón se necesita examinar la situación de lado y lado, por lo que se acordó una segunda reunión en días próximos.
Estados Unidos, la Unión Europea –que agrupa a 27 países– y sus aliados anunciaron el sábado que excluirían algunos bancos rusos del sistema financiero internacional Swift, que posibilita las transferencias internacionales cifradas de fondos entre entidades bancarias.
En diciembre del 2019, Rusia probó que cuenta con una versión propia de internet –RuNet–, desconectada del resto del mundo. Se trataría de una garantía del control de las comunicaciones de su población. Acciones de ese tipo permiten suponer que la estrategia de Putin habría contemplado medidas contingentes para las usuales sanciones con que las potencias del capital acostumbran reaccionar ante atentados contra el orden mundial. Sin embargo, plantean también la posibilidad de que un aislamiento premeditado de Rusia, estando de por medio la provisión energética a buena parte de Europa, así como abundantes relaciones comerciales con varios países, también resulta significativamente lesivo para la economía rusa.
El mundo sigue con atención las conversaciones para negociar el fin de la invasión a Ucrania, esperando que las sanciones económicas surtan efecto y no se sigan lesionando los intereses de ese pueblo y baje la tensión mundial.
