EDITORIAL
“Un baño de sangre” es lo que promete el dictador Maduro a los electores venezolanos si el próximo domingo 28 de julio no triunfa en las elecciones presidenciales. Así el régimen que lleva más de 25 años en el poder, continuaría seis años más, a costa de un baño de sangre del pueblo.
Es la “tradición”, la doctrina, la línea de conducta de todas las dictaduras de la historia, tanto de las más remotas cuanto de las “modernas”. Es el caso de las cinco dictaduras más visibles como la de Rusia, bajo los sueños imperialistas de Putín que, ahora mismo, está sembrando muerte y destrucción en Ucrania; es el caso de la pintoresca e inconcebible de Corea del Norte, liderada por un gordito megalómano.
Es el caso de Cuba, donde sigue la dictadura castrista, esta vez en manos de Miguel Díaz Canel, en el poder con mano dura desde el 2019. Bajo este régimen, los isleños no tienen alimento, no tienen leche, no tienen gasolina, no tienen electricidad, no tiene libertad, no tienen democracia. Pero sí tienen represión, corrupción, inflación, migración (más de 425 mil cubanos han salido de la isla en los dos últimos años).
Es el caso de Nicaragua, donde luego, del a dictadura hereditaria de más de 40 años de la familia Somoza, el gobernante actual, el sandinista Daniel Ortega, revolucionario de ayer, hoy es un dictador que lleva 17 años en el poder y aspira a continuar en el mando, seguramente hasta su muerte. Sabe triunfar en las elecciones porque elimina a todos los aspirantes opositores, los encarcela, les quita su nacionalidad, los tortura y mil atropellos propios de estos gobernantes “democráticos”.
Y claro, Venezuela no es la excepción, en estos escenarios dictatoriales. El régimen de Maduro, con descaro y desfachatez indignantes ha decidido seguir en el poder y sueltos de huesos declara que s i los electores deciden por otras opciones, habrá un baño de sangre. Quiere perpetuarse en el mando, no para bien de los hermanos venezolanos, sino para seguir sembrando hambre, sufrimiento, privaciones éxodo de millones de seres humanos que ven que en su patria, la Patria de Bolívar, no tiene ni presente ni futuro, a causa de la ineficiencia y corrupción reinantes.
