LIBERTADORES
Gonzalo Valle, el arquero ecuatoriano, nacido en Riobamba, fue el factor decisivo para que Liga Deportiva Universitaria de Quito saliera con una valiosa victoria por 3-2 ante Deportivo Táchira, un resultado que los coloca en la cima del Grupo C.

Valle, asumió el reto de custodiar el arco albo ante la ausencia del habitual titular Alexander Domínguez (suspendido), tuvo una actuación superlativa que bordea la heroicidad.
No se trató de una noche tranquila para el arquero riobambeño: apenas al minuto 20, el equipo quiteño se quedó con diez hombres tras la expulsión del lateral Bryan Ramírez, lo que cambió por completo el plan de juego y dejó a la escuadra de Pablo Sánchez con la obligación de resistir durante más de 70 minutos en inferioridad numérica.
Con un Deportivo Táchira empujado por su público y por el hombre demás en cancha, el asedio fue constante, especialmente por los costados, con centros punzantes y disparos desde media distancia que buscaban cualquier resquicio.
Pero allí apareció Valle, sereno y valiente, dueño del área y de los reflejos. En al menos cinco ocasiones claras evitó lo que parecían goles cantados. Sus atajadas fueron demostraciones de carácter en momentos críticos, cuando su equipo se replegaba y el reloj parecía detenerse.
En ese contexto, con la zaga central con Darío Aimar y Gian Franco Allala padeciendo ante el juego aéreo venezolano, Valle fue el sostén emocional y deportivo. Atajó con los pies, con los guantes y con el alma.
Se impuso en los mano a mano, contuvo remates cruzados, y hasta despejó un cabezazo esquinado que ya era festejado por la tribuna local. En ambos tantos del equipo venezolano, el arquero poco pudo hacer.
Pero nada de eso opacó su performance. Si LDU salió ileso, en gran parte, por lo que hizo Valle, el riobambeño responde en la vitrina más exigente del continente.