Barcelona Sporting Club vivió la noche más esperada de su historia institucional, un evento que, en teoría, debía ser colosal. El Ídolo del Astillero celebró sus 100 años de vida deportiva con un partido amistoso ante Pachuca de México, al que venció con autoridad por 4-0.

La fiesta, sin embargo, no fue completa. Aunque en la cancha hubo goles, ovaciones y recuerdos, en las gradas y en la planificación se evidenció una celebración que quedó lejos del estándar que un club centenario merece.
El Estadio Banco Pichincha, fue testigo de una goleada que se construyó en la segunda parte, cuando los cambios permitieron a los dirigidos por Segundo Castillo, encontrar fluidez, verticalidad y contundencia. “El Loco” Cortez fue figura con un doblete.
A él se sumaron el joven Pablo Calle, que mostró credenciales para consolidarse en el primer equipo, y Dixon Arroyo, que cerró el marcador frente a un Pachuca que arrancó mejor, pero se desdibujó tras el descanso.
Ambos técnicos optaron por renovar completamente sus alineaciones en el entretiempo, lo que permitió ver distintas versiones de sus equipos. Mientras los visitantes, dirigidos por el uruguayo Guillermo Almada, ex DT de Barcelona, dominaron el ritmo durante los primeros 45 minutos, los cambios beneficiaron al cuadro local, que encontró el gol, y una conexión con el juego que había faltado en la etapa inicial.
No obstante, la atmósfera festiva no logró ocultar la escasa convocatoria en las gradas. Para un club que se ha vanagloriado históricamente de tener la hinchada más numerosa del Ecuador, ver butacas vacías en una noche de esta magnitud fue una señal.
La falta de promoción efectiva, la venta tardía de boletos, los elevados precios para algunos sectores y una desconexión evidente entre dirigencia e hinchada afectaron lo que debía ser un lleno total.