La ecología como nuevo modelo de acción para la discapacidad

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A lo largo de la historia la situación de las personas con discapacidad ha ido variando se ha naturalizado la opresión sufrida por las personas con discapacidad, basándose en ideas de «perfección corporal» o «cuerpo capacitado» que otorgaban un lugar subordinado a aquellas personas que no eran “plenamente funcionales”.

Esta idea ya ha comenzado a desmontarse gracias, principalmente, a la lucha de las distintas organizaciones de personas con discapacidad, demostrando que los prejuicios no son una consecuencia natural de la condición humana, sino una construcción social que necesita ser revisada y reemplazada por otra concepción acorde al Modelo Social y al Paradigma de los Derechos Humanos.

Está claro quien tiene buena parte de responsabilidad para atender a las personas con discapacidad de acuerdo a la Constitución es el Estado, a través de sus estamentos con profesionales que puede ofrecer alternativas para reducirlo, lo que conduce a que la persona en situación de discapacidad asuma una posición pasiva. Desde este paradigma no se involucra a la comunidad, ni a la sociedad en general, para ofrecer alternativas de participación a la persona en situación de discapacidad.

En contraposición a esta perspectiva, Engel reconocía desde 1977 la importancia del contexto ambiental en los procesos de tratamiento y planteaba cómo el modelo biopsicosocial ofrecía mejores alternativas para abordar un fenómeno complejo a analizarse en su conjunto y no a través de las partes.

El análisis de la discapacidad desde la teoría de sistemas permitió un trabajo más abarcador al incluir otras dimensiones como la cultural y lo social. El enfoque sistémico considera que existe un microsistema, en el cual se encuentra el binomio persona-familia; un mesosistema, que incluye la comunidad, las redes sociales, el trabajo, la iglesia, la escuela; un exosistema, en el cual se encuentra la sociedad en general y las instituciones; y, finalmente, el macrosistema, dentro del cual se ubican los recursos culturales.

Uno de los teóricos más reconocidos en el marco de la ecología humana es Urie Bronfenbrenner, (1979) autor del Modelo Socio Ecológico, quien reconoce que en el abordaje de una situación, el investigador no sólo debe entender las entidades en aislamiento, sino también la relación entre ellas. El desarrollo individual, sugiere, debe comprenderse en el contexto del ecosistema, pues un individuo crece y se adapta a través del intercambio con su ambiente inmediato (la familia) y con ambientes más distantes como la  comunidad.

Emergen transformaciones que hacen posible que muchas personas y comunidades logren reaccionar frente a la adversidad, bajo el escenario que faciliten o promuevan la inclusión.

Los estudios realizados muestran el valor que tiene la comunidad para facilitar y ampliar las posibilidades de las familias y de las personas en situación de discapacidad, de tal manera que las acciones puedan ser dirigidas hacia el fortalecimiento de las redes de apoyo en las cuales la sociedad se reconoce como fundamental.

En efecto, la sociedad se constituye en una oportunidad para la inclusión, en la medida en que desde ella se promueven  las políticas que dan sentido y se solidarizan con la vida de las personas, para garantizar que las barreras que la sociedad ha creado alrededor de la discapacidad sean eliminadas. La propuesta de Schuller (2005) va en este sentido, al considerar las desventajas que deben afrontar las personas con discapacidad, incluyendo el alto riesgo de victimización. A su juicio, la inclusión como posibilidad se construye desde el trabajo con los elementos de la sociedad, quienes a través de su acción permanente basados en la realidad, podrán acceder y proporcionar elementos para el cambio.

El modelo ecológico es una “nueva forma de pensar y actuar sobre la discapacidad”. Sus principales aspectos incluyen:

  • Una nueva concepción de la discapacidad de una persona resulta de la interacción entre la persona y el ambiente en el que vive.
  • Una visión transformada, con un enfoque real de lo que constituye las posibilidades de vida de las personas con discapacidad. Esta visión enfatiza en la autonomía, en el grado que el porcentaje de discapacidad lo permita.
  • Que se focalice en las conductas funcionales y en las necesidades de apoyo de las personas sin que sea una barrera sus diagnósticos clínicos.
El modelo ecológico es una “nueva forma de pensar y actuar sobre la discapacidad”.

En la actualidad se propone este enfoque para mirar a la discapacidad desde una perpectiva ecológica (es decir, desde la interacción persona-ambiente). Por ejemplo, la OMS (Bradley, 1995; OMS, 1997) define la discapacidad de una persona como resultante de la interacción entre la discapacidad de una persona y las variables ambientales que incluyen el ambiente físico, las situaciones sociales y los recursos. Dentro de este modelo, la limitación es una falta o anormalidad del cuerpo o de una función fisiológica o psicológica; una actividad es la naturaleza y la amplitud del funcionamiento a nivel personal en las situaciones de la vida relacionadas con las limitaciones, condiciones de salud, y factores contextuales.

En la misma línea, el Instituto de Medicina (1991) sugiere que las limitaciones de una persona se convierten en discapacidad sólo como consecuencia de la interacción de la persona con un ambiente que no le proporciona el adecuado apoyo para reducir sus limitaciones funcionales.

Este cambio en la concepción de la discapacidad tiene numerosas implicaciones para la educación y la rehabilitación personal, entre las que se incluyen (Schalock, 1988b; Verdugo, 1997):

  • La discapacidad no está ni fijada ni dividida; es más bien fluida, continua y cambiante, dependiendo de las limitaciones funcionales de la persona y de los apoyos disponibles en el ambiente personal.
  • Una forma de reducir las limitaciones funcionales y por tanto la discapacidad de la persona consiste en intervenir o proveer servicios y apoyos que se centren en la conducta adaptativa y en el nivel del papel que se desempeña en la sociedad.
  • La evaluación analiza hasta qué punto las limitaciones funcionales se han reducido y ha aumentado la conducta adaptativa de la persona y el nivel del rol que se desempeña.

Uno de los cambios importantes que se ha producido en los últimos  años tiene que ver con cómo visualizamos a las personas con discapacidad y al desarrollo simultáneo de un fuerte movimiento de auto-apoyo en el que las personas con discapacidad se están ayudando para aumentar las oportunidades de participar en el diario vivir dentro de la sociedad.

El modelo ecológico de la discapacidad que remarca el contexto en el que se producen las conductas, y la opinión de que la mejor forma de avanzar en la comprensión de lo fundamental es estudiando la realidad social tal y como se produce en la vida diaria de las personas con discapacidad.

Sobre el horizonte aparecen numerosos desafíos respecto a los cuales debemos actuar con decisión. La reestructuración de los servicios de educación, laboral, basados en los principios de las limitaciones económicas, la rentabilidad en los servicios de salud y rehabilitación nos seguirán obligando a no dejar de lado el análisis  costo-beneficio.

Como se puede observar, las diversas experiencias diseñadas desde la perspectiva ecológica se han propuesto cambiar la situación para la persona, ampliar la calidad de las interacciones, mejorar los métodos de capacitación para las personas con discapacidad y sus entorno íntimo, revisar los objetivos individuales propuestos y generar las condiciones necesarias para alcanzarlos . Sin embargo, se debe tomar en consideración que estos cambios toman tiempo y que no se observan los efectos de manera inmediata.

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