ATLETISMO
Chicago, la ciudad del viento, acogió a uno de los eventos de mayor renombre en el mundo del atletismo. Kelvin Kiptum, un joven keniano de tan solo 23 años, se convirtió en una leyenda viviente al superar la marca mundial en el maratón, que previamente estaba en manos de otro ícono del deporte de su país.
Desde temprana edad, Kiptum había mostrado un talento innato para la carrera de larga distancia. El deseo de superación lo llevaron a soñar en grande y en una entrevista con Olympics.com antes de la competencia, reveló su audaz visión: “En el futuro, sé que correré un maratón en dos horas”. Estas palabras resonaron en el mundo del atletismo como una promesa ambiciosa, pero hoy, podemos decir que fue una profecía cumplida. El día del maratón, la emoción estaba en el aire mientras Kiptum se preparaba para la hazaña. Las expectativas eran altas, pero también la presión, ya que se enfrentaba a la sombra de la leyenda Eliud Kipchoge, quien ostentaba el récord mundial en la distancia. Sin embargo, Kiptum demostró una calma impresionante y gran recistencia, mientras se abría paso por las calles de Chicago. Con cada zancada, Kiptum se acercaba a la marca que parecía inalcanzable. El rugido de la multitud lo impulsaba a dar lo mejor de sí mismo, y a medida que se acercaba a la línea de meta. Finalmente, cuando cruzó esa línea, el tiempo en el reloj marcaba 2 horas y 35 segundos. Había logrado bajar en 34 segundos el récord mundial que tanto tiempo había perdurado, establecido por el icónico Kipchoge.
