Artículo de opinión – Por: Edgar Frías Borja
En la eterna pugna, a la que nos han acostumbrado los políticos de pacotilla del Ecuador, dándonos a diario una espectacular acción circense, que mantienen atontados, embobados y embrutecidos a los ecuatorianos, aceptándoles los dimes y diretes del uno y otro bando.
La capacidad de reacción de quienes no comulgamos con ninguno de las camarillas en disputa, está invalidada, anulada e inutilizada. La otrora voz altiva y combativa de los ecuatorianos, se ha apagado, se ha anulado y se ha transformado en conformismo, cobardía e indiferencia.
Los correístas argumentan en su favor, que son unos perseguidos políticos. Que no agradecen las miles de obras realizadas por su líder. Que la “prensa pautera y corrupta” ha vendido al imaginario de los ecuatorianos, una visión falsa de los hechos. Que el sistema judicial está direccionando a la persecución de quienes defienden a capa y espada a los sacrificados obreros de la llamada “década robada”.
Por sus lado, los anticorresitas que no se sabe, si son más o menos en número, que el de sus enemigos naturales, argumentan a su favor, que son ellos, los correistas, los causantes de todo la desgracia de este pueblo indómito, que hoy ha reducido su coraje, a la nada.
¿Quién tiene la razón? Sería necesario preguntarles a los oráculos, porque parece que hasta nuestros santos y vírgenes, nos han abandonado a nuestra propia suerte. Ya ni los milagros surtirán efecto ante tanto desatino, frustración y caos.
Pues, pareciera que a quienes han adoptado la cómoda posición de la indiferencia o el quimeimportismo, no les causa ningún escozor, gracia o molestia. La Patria sucumbe, nuestra nación está atravesando las horas más aciagas de la historia nacional y la mayoría bien gracias.
La delincuencia, el narcotráfico, los secuestros, las vacunas, las muertes violentas, los asaltos a manos armadas, los asesinatos, el micro tráfico, pese a los esfuerzos del gobierno nacional, no dan tregua. El país se destruye en todos los ámbitos. Todos los responsables de la conducción del estado, solo hacen declaraciones líricas y la crisis cada día se agrava más y más.
Como soñar no cuesta nada, parece que es hora de reaccionar y tomar conciencia de que la solución a nuestros acuciantes problemas, no está solo, bajo la responsabilidad de quienes conducen el estado, sino del pueblo en general. Nuestra inacción, nos pasará factura, más temprano que tarde y ahí nos lamentaremos aún más. (fedgar_unedsa@yahoo.com)