El debate presidencial de los candidatos finalistas de las elecciones de 2025 se dividió en cinco ejes temáticos: Educación; Salud y seguridad social; Criminalidad y seguridad; Economía y empleo y Gobernabilidad. La constante del debate fue que, lejos de presentar soluciones para los problemas ciudadanos, los candidatos invirtieron la mayor parte de su tiempo en atacar a su adversario.

Durante la sección de educación, las únicas propuestas fueron, por parte de Noboa, la de un programa de becas para universitarios y, por parte de González, la de readecuar la infraestructura educativa del país. Buena parte de esta sección giró en torno a la tabla de umbrales de consumo de drogas, donde los candidatos se lanzaron acusaciones mutuas.
En la sección de salud y seguridad social, la temática giró en torno al IESS y su futuro, donde Noboa hizo un llamado a combatir las mafias de la salud y aseguró que no aumentará la edad de jubilicación; González, en cambio, señaló la necesidad de aumentar la base de aportantes.
Con respecto a la seguridad, González aprovechó para criticar a Noboa por su gestión como presidente y la de sus grupos familiares; a su vez, el de ADN acusó a la de la RC y a su movimiento de supuestos nexos con el lavado de activos, lo que dificultaría el combate a la criminalidad.
En el eje económico, el debate se concentró en el tema de la dolarización, donde ambos candidatos aseguraron defender este régimen económico; no obstante, se acusaron mutuamente de no hacerlo. Sobre la gobernabilidad, los candidatos no expresaron ninguna iniciativa destacada; en cambio, González aprovechó para criticar la gestión de Noboa tras el inicial apoyo político de la RC a su gobierno, mientras que Noboa cuestionó a González por defender al régimen de Nicolás Maduro.
En conclusión, en esencia, el debate fue utilizado por ambos candidatos para atacar a su oponente. Tanto Noboa como González desperdiciaron la oportunidad de presentarle al país sus proyectos políticos y sus ofrecimientos. Presuntos escándalos de corrupción y vinculaciones con las mafias, así como la crítica al gobierno actual y al de Rafael Correa, fueron la constante en las intervenciones.
Considerando que casi el 90% de los votantes ya se decantaron por una de las dos opciones, en su afán por conquistar a los indecisos, ambos candidatos fallaron. Ninguno se mostró propositivo o innovador, algo que probablemente aleje a los electores que buscaban soluciones a sus problemas cotidianos.
De hecho, la cantidad de ataques y acusaciones deja una imagen trastocada en los dos candidatos, lo que podría orillar a muchos ciudadanos a descartar ambas opciones. Lo único destacable de este rifirrafe, en términos de proyección de los candidatos, es que González se adueñó de su candidatura, lejos de la sombra de su mentor político, el expresidente Correa; para Noboa, en cambio, la acritud en varias intervenciones de González podría usarse para presentar una imagen de destemple en la candidata.
De cualquier modo, el post debate, que empieza ahora, será crucial, quizás más importante que el debate en sí, para posicionar las narrativas y los intereses de ambas candidaturas.