INSEGURIDAD
Lo que parecía una simple transacción por un celular terminó en una pesadilla. Un hombre vivió 72 horas de encierro, amenazas y terror tras ser secuestrado al sur de Ambato, en la avenida Albert Einstein. Su esposa, testigo del momento en que fue obligado a subir a un vehículo por desconocidos, nunca imaginó que esa escena iniciaría los días más largos y angustiantes de su vida.
El secuestro ocurrió el martes 1 de abril de 2025, alrededor de las 14h00. Eliecer iba a encontrarse con una persona que supuestamente le vendería un teléfono móvil. Lo acompañaba su esposa. Ambos caminaban con normalidad, hasta que un grupo de hombres los interceptó.
Hubo gritos, empujones, y en cuestión de segundos, fue empujado dentro de un Chevrolet color crema que arrancó con velocidad rumbo desconocido. Su pareja, en shock, alcanzó apenas a tomar su teléfono y marcar el 911. La angustia fue inmediata. Desde ese instante, se activaron los protocolos policiales.
Al caso acudieron unidades del Distrito Ambato Sur, pero al confirmarse que se trataba de un secuestro, la situación pasó a manos de la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) y de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased), recientemente fortalecida para combatir este tipo de crímenes en Ecuador.
Horas después, la pesadilla cobró forma: la esposa del hombre recibió una llamada. Una voz le exigía USD 50.000 a cambio de su vida. “Si no pagas, tu marido no vuelve”, fue el mensaje. La policia, bajo el nombre de “Jaque 125”, se desplegó con acciones de inteligencia en distintos sectores de Ambato.
Durante tres días, la búsqueda fue incansable: rastreos telefónicos, seguimiento de cámaras, informantes y análisis de movimientos bancarios. Todo era una carrera contra el reloj. Según el artículo 162 del Código Orgánico Integral Penal (COIP), el secuestro extorsivo se castiga con penas de 10 a 13 años de prisión, cuando el objetivo es obtener dinero u otros beneficios a cambio de la libertad de la víctima.
Finalmente, el jueves 3 de abril, los esfuerzos dieron fruto. La presión policial fue tal que los secuestradores optaron por abandonar a su víctima en la parroquia Martínez, al norte de la ciudad. El hombre fue hallado desorientado, pero físicamente estable. No hubo intercambio de dinero, ni disparos. Solo el final de un calvario.
Mientras tanto, las investigaciones no se detienen. La Policía Nacional, a través de sus unidades especializadas, continúa con las labores de rastreo e inteligencia para identificar y capturar a los responsables del secuestro del hombre. Aunque los delincuentes lograron escapar, los agentes manejan varias pistas clave que podrían conducir a su paradero.
