ESCRITURAS
Después de más de 20 años de espera, incertidumbre y gestión comunitaria incesante, 18 familias recibieron al fin las escrituras individuales de sus terrenos, en un acto que trasciende lo administrativo: es la conquista del derecho a vivir con dignidad, legalidad y certeza. La entrega se realizó en la calle Mateo Ponce de León, en Riobamba.

No se trata solo de documentos: se trata de cerrar un capítulo largo de promesas incumplidas, esfuerzos silenciosos y trabajo colectivo, con la satisfacción de haber alcanzado una meta largamente soñada.
Los antecedentes de esta historia se remontan a los años 2000 y 2001, cuando varias familias adquirieron terrenos en la zona con la esperanza de establecer sus viviendas y proyectar una vida estable.
En ese entonces, se les ofreció la legalización de las tierras y el acceso a servicios básicos. Sin embargo, esas promesas se desvanecieron con el paso del tiempo, dejando a las familias en una situación de vulnerabilidad jurídica y social.
Sin respaldo institucional y sin garantías, los vecinos decidieron actuar por su cuenta. Organizados y con recursos propios, gestionaron y ejecutaron las obras de infraestructura necesarias: desde calles hasta redes de servicios básicos, construyendo desde abajo lo que las autoridades les negaron durante años. Transformaron un espacio marcado por la informalidad en un barrio funcional, habitable, donde la comunidad fue el motor del cambio.
La entrega de escrituras en Guasitian es, sin duda, una victoria colectiva. Una muestra de que la organización comunitaria puede impulsar grandes transformaciones cuando se encuentra eco en una institucionalidad comprometida. Este viernes no será solo una ceremonia: será un homenaje a la resistencia, al trabajo barrial.