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miércoles, abril 30, 2025

Cómo crear un entorno saludable para personas con trastornos del neurodesarrollo

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Las condiciones del neurodesarrollo influyen en la forma en que un individuo percibe, aprende y se comunica con su entorno. Sin embargo, para millones de niños y adolescentes en el mundo, estas diferencias pueden convertirse en barreras que limitan su bienestar.

El primer paso para garantizar el desarrollo de los niños con trastornos del neurodesarrollo es la detección oportuna.

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, en 2019 al menos 317 millones de niños y jóvenes vivieron con afecciones que contribuyeron a una discapacidad del desarrollo, muchas veces enfrentando estigmatización, exclusión social y dificultades para acceder a atención médica adecuada.

Entre los trastornos del neurodesarrollo más conocidos se encuentran el síndrome de Down, el trastorno del espectro autista (TEA) y el síndrome de Asperger. El síndrome de Down, causado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21, puede afectar el desarrollo cognitivo y físico.

Por su parte, el TEA y el Asperger impactan la forma en que una persona socializa y percibe el mundo, generando dificultades en la comunicación y la interacción social. Otro de estos trastornos es el síndrome de Rett, que es una enfermedad congénita poco frecuente que afecta mayormente a niñas y se caracteriza por la pérdida progresiva de habilidades motoras y del lenguaje, lo que hace esencial un acompañamiento médico y terapéutico continuo.

Garantizar el bienestar de estos niños y adolescentes no debe ser una responsabilidad exclusiva de sus familias, sino un esfuerzo colectivo que requiere redes de apoyo y acceso a servicios médicos y terapéuticos integrales. Así lo señala María Mercedes Ganán Aillón, Directora de Inteligencia Clínica de Ecuasanitas:

“El bienestar no es una responsabilidad exclusiva de las familias con personas con trastornos del neurodesarrollo; es un esfuerzo colectivo que requiere redes de apoyo y acceso a servicios integrales, lo que nos lleva a reflexionar sobre la importancia de construir entornos inclusivos y saludables. Además, comprenderlas desde este enfoque las desmitifica y fortalece su inclusión en la sociedad”.

Los niños y adolescentes con trastornos del neurodesarrollo requieren una sociedad que les brinde oportunidades para alcanzar su máximo potencial e independencia. Un entorno saludable implica espacios inclusivos, sin barreras, accesibles y adaptados a sus necesidades.

La responsabilidad de su bienestar es compartida entre el sistema de salud, las instituciones privadas y la sociedad. Sensibilizar, ampliar la oferta de servicios médicos y su cobertura; y fortalecer redes de apoyo son tangibles e indispensables para conseguir bienestar pleno.

Estas acciones no solo benefician a ellos, sino que también promueven una sociedad más equitativa, empática y que valore la neurodiversidad.

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