El sismo de 6,1 grados que sacudió Esmeraldas el 25 de abril dejó decenas de viviendas dañadas, heridos y una ciudad marcada por el miedo.

A dos días del temblor, la desesperación crece mientras los esmeraldeños buscan reconstruir no solo sus hogares, sino también su esperanza. El silencio de la madrugada fue interrumpido por un rugido desde las entrañas de la tierra.
A las 06h45 del viernes 25 de abril, un sismo de magnitud 6,1 sacudió con fuerza la provincia de Esmeraldas. Dos días después, el polvo sigue en el aire, el miedo en la piel y las calles aún muestran las heridas de una ciudad que ha vivido esto antes… pero que nunca termina de sanar.
Mientras los equipos de rescate remueven escombros y las autoridades recorren los barrios con listas y kits de emergencia, los testimonios de quienes lo vivieron estremecen más que el temblor mismo.
Las cifras oficiales muestran 179 viviendas afectadas y al menos 20 personas heridas, desde el Municipio de Esmeraldas, el alcalde Vicko Villacís asegura que se está trabajando “en cuatro frentes” clave: demolición de paredes inestables, limpieza de las principales calles del centro, levantamiento de datos sobre viviendas afectadas y entrega de kits alimenticios en barrios como La Ceiba y Propicia.
Pero Villacís también alza la voz contra lo que considera una traba legal: “La normativa dice que debemos esperar 72 horas para intervenir una vivienda afectada. Esmeraldas no puede esperar. Hemos tenido ocho terremotos fuertes en los últimos 100 años. No podemos aplicar las mismas reglas que en zonas menos sísmicas”.