CIUDAD
Un estudio realizado por la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), analizó a 3.443 estudiantes de colegios y universidades de todo el país. El informe reveló que en ciudades como Quito y Guayaquil se encuentra con mayor frecuencia el uso de estos dispositivos. Mientras en Riobamba, el incremento sería de un 10,7% de estudiantes que utiliza de manera regular cigarrillos electrónicos o vappers.

generado preocupación en las escuelas y colegios. La tendencia nacional indica un aumento en el consumo de estos dispositivos por parte de menores de edad, lo que ha encendido las alarmas en instituciones educativas, autoridades locales y padres de familia.
Según datos recogidos a nivel nacional, el uso de cigarrillos electrónicos y vapeadores ha aumentado de forma significativa en los últimos años, sobre todo entre jóvenes de entre 12 y 18 años. En Riobamba, docentes de unidades educativas particulares y fiscales han comenzado a detectar casos recurrentes de estudiantes que ingresan estos dispositivos a las aulas, muchas veces sin que los adultos reconozcan su apariencia o efectos.
Cristina. H, profesora de una unidad educativa de la ciudad mencionó al respecto “Nos preocupa que los estudiantes lo ven como algo inofensivo, cuando en realidad están introduciendo nicotina a sus cuerpos, en algunos casos sin saberlo”
María B. orientadora educativa se refirió a esta problemática “El vapeador tiene un diseño moderno y pasa desapercibido. algunos parecen memorias USB o marcadores, lo cual dificulta su control.”
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que estos dispositivos exponen a los usuarios a sustancias tóxicas, algunas de ellas cancerígenas, y que pueden causar adicción, especialmente entre jóvenes.
El Dr. Fabián M, neumólogo del Hospital General Docente de Riobamba, también se refirió al respecto: “El uso sostenido también puede generar daños a largo plazo en el sistema cardiovascular y pulmonar, contienen sustancias que pueden ser altamente adictivas y peligrosas. La nicotina, los metales pesados y los saborizantes químicos afectan el desarrollo cerebral de los adolescentes y pueden causar enfermedades respiratorias crónicas, como bronquitis o asma inducida”.
Las autoridades locales de salud han iniciado campañas informativas en redes sociales y medios de comunicación, mientras organizaciones comunitarias y educativas insisten en la necesidad de una intervención conjunta.