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sábado, junio 7, 2025

La moda fit y Guayasamín

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Por: Francisco Escandón Guevara

Nuevamente, el mural Imagen de la Patria, expuesto en el salón del Pleno de la Asamblea Nacional, genera controversias. Desde su inauguración, en el año 1988, la obra pintada por Oswaldo Guayasamín fue blanco de críticas por su contenido y estética; para entonces, las élites y la embajada norteamericana presionaron por su retiro acusándolo de grotesco.

A partir de la segunda posesión del presidente Noboa, algunos sectores afines al gobierno insisten en desmontar la obra del espacio legislativo. Junto a epítetos como “engendro”, “caduco”, “tétrico” y “deprimente”, el genial arte de Guayasamín es acusado de incitar al odio, victimizar lo indígena, resucitar los traumas del pasado y no simbolizar el presente del “nuevo Ecuador”.

Está claro que el intento de refundar el país con base en la polarización política y electoral busca trascender al plano ideológico. Con la huella del postmodernismo, que privilegia la viralidad por sobre la profundidad, el espectáculo por sobre la política, la imagen por sobre el contenido y la moda por sobre el pensamiento, quieren modernizar el espacio institucional.

Al grito de “derrotar al marxismo cultural”, buscan borrar de un tajo la memoria histórica del país y censurar las expresiones artísticas no funcionales al poder. La llamada “evolución cultural” del oficialismo se instrumentalizada a través de la estética fit y del nihilismo oligárquico, promovidos como la nueva forma de ser y pensar. El prototipo de belleza, de lo bueno y de lo deseable responde a una lógica algorítmica validada por el número de visualizaciones y likes.

Detrás de la vitrina de esa ofensiva ideológica, de la divinización de lo superfluo, está el propósito de naturalizar los privilegios del poder y el control instrumentalizado del orden social que apuesta a la censura y el olvido colectivo.

Ni la amnesia, ni la ignorancia, podrá vencer; la homogenización de la sociedad fue tantas veces derrotada como tantas fue pretendida. ¿Acaso haciendo trizas el Guernica de Picasso se puede olvidar la tragedia de la guerra y del fascismo?

Detrás de toda obra artística hay una cosmovisión. La estética de Guayasamín perturba al status quo, con ella se identifican amplios sectores de la nación ecuatoriana, de los pueblos y las nacionalidades. Al fin y al cabo, arte que no incomoda al poder es propaganda disfrazada de adorno.

Sólo el arte transformador interpela al relato oficial. La pintura Imagen de la Patria no es un simple mural: se trata del país profundo y de a quiénes se elige recordar.

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