Con la discreción propia de quienes entienden que, los partidos también se ganan fuera del campo, la dirigencia eléctrica concretó el levantamiento total de las inhibiciones, tanto a nivel nacional como internacional.
Una gestión que parecía empantanada por meses de incertidumbre económica y decisiones poco claras en el manejo institucional, finalmente tomó rumbo con un resultado necesario. Emelec, históricamente uno de los clubes más importantes del país, está sumido en una crisis deportiva, sumado un bloqueo administrativo que le impedía reforzarse.
La situación no era menor. A nivel local, el club mantenía dos procesos abiertos en la Federación Ecuatoriana de Fútbol: uno por la deuda con José Francisco Cevallos y otro con Aníbal Chalá. Ambos casos habían escalado hasta convertirse en impedimentos formales para registrar jugadores.
En paralelo, Emelec también enfrentaba un bloqueo desde la FIFA, derivado de la deuda de USD 105.000 con el colombiano Alexis Zapata. En este contexto, el levantamiento de las inhibiciones es una tabla de salvación. El club ahora está habilitado para registrar nuevos refuerzos, un movimiento vital para revertir el panorama de una temporada que ha sido, hasta ahora, más sombra que luz.
Según fuentes internas, las negociaciones con los acreedores se intensificaron durante las últimas dos semanas, al tiempo que la dirigencia aceleró gestiones con abogados y la banca para cerrar pagos pendientes. La confirmación del pago a FIFA por parte del organismo fue el último paso para que la institución pueda respirar y mirar hacia el mercado de pases con otros ojos.
