SUCESOS
Un informe pericial de 48 páginas elaborado por la psiquiatra forense Ángela Salazar concluye que Jorge Glas, exvicepresidente de la República, padece un cuadro de depresión severa con alto riesgo suicida. Sin embargo, el diagnóstico descarta que su estado mental afecte su conciencia o inteligencia, por lo que no se recomienda su traslado a un hospital psiquiátrico.

El documento, presentado el 11 de junio como parte del proceso judicial que enfrenta Glas por presunto peculado en el caso “Reconstrucción de Manabí”, señala que el exfuncionario atraviesa un trastorno depresivo recurrente, simula conscientemente algunos síntomas y presenta una transformación persistente de la personalidad, atribuida a experiencias traumáticas vividas en prisión.
Según el informe, durante la evaluación que se extendió por más de 36 horas Glas reveló episodios de insomnio, pensamientos suicidas e ideas recurrentes de muerte. Recordó, incluso, un intento de suicidio ocurrido en abril de 2024 tras ingerir 60 pastillas. “Aquí no hay justicia (…). Me mato de una vez, así se acabó la historia”, habría manifestado durante una de las entrevistas con la especialista.
El informe detalla que se aplicaron cinco test psicométricos, incluyendo la escala Plutchik-Van Praag, en la que Glas obtuvo 13 sobre 15 puntos, lo que lo ubica en un nivel alto de riesgo suicida. También se identificaron síntomas de ansiedad moderada, depresión grave y una disminución en su capacidad volitiva, aunque sus funciones cognitivas están dentro de parámetros normales.
A pesar de este diagnóstico, la perito descartó la inimputabilidad penal, señalando que Glas puede seguir recibiendo tratamiento psicológico y psiquiátrico dentro del centro de reclusión. Por lo tanto, el exvicepresidente deberá asistir el próximo 17 de junio a la audiencia en la Corte Nacional de Justicia, donde se reinstalará el juicio por peculado, tras haber sido postergado por la falta del informe médico.
Glas cumple actualmente una pena en la cárcel La Roca, en Guayaquil, donde afirma estar bajo un régimen estricto: sin visitas, sin acceso al patio y sin una atención médica adecuada. “Me parece que en cierta forma ha sido positivo para ellos, porque ya se han olvidado de mí”, habría dicho en referencia a su familia.
El informe final recomienda una evaluación médica integral, revisión de sus tratamientos actuales y un seguimiento estricto del suministro de medicamentos en el centro penitenciario. No obstante, deja claro que el estado emocional de Glas, aunque delicado, no lo exime de responsabilidad penal.