El Nacional no solo pierde puntos y entrenadores, también está perdiendo a su gente. Esa que durante años sostuvo al club con entrega y lealtad, incluso en los momentos más oscuros.
Uno de ellos fue Leandro Simbaña, histórico fisioterapeuta de la institución, que después de 28 años corriendo en las canchas al auxilio de los jugadores, ha tenido que salir por la puerta trasera, víctima de una gestión cuestionada, el desinterés humano y el abandono institucional.
Simbaña, querido por la hinchada del Nacho por su cercanía con los jugadores y su inconfundible presencia en el banquillo, se fue del club golpeado, indignado y con una deuda que arrastra desde 2018.
Su testimonio ha provocado indignación en el entorno futbolero ecuatoriano, por el drama humano detrás de su salida y sobre todo por la insultante respuesta que recibió de la dirigencia actual. Simbaña contó el insólito y hasta ofensivo comentario que recibió del presidente de El Nacional, Marco Pazos, cuando intentó buscar una solución al impago de sus sueldos.
Simbaña debe cumplir con sus compromisos de padre como dicta un proceso de manutención a sus hijos, con el riesgo de que, al no cumplir, pueda incluso ser detenido, “Hablé con el presidente y lo que me dijo es que, como yo sé correr bien, que corra, porque no me han de coger”, relató Simbaña con tristeza.
La respuesta, es una clara falta de respeto hacia una persona que dedicó casi tres décadas de su vida al club, retrata de cuerpo entero el nivel de insensibilidad con el que se maneja la directiva actual. El Nacional vive una crisis financiera, ética, humana y dirigencial.
