LIGAPRO
Se aplicó sanciones ejemplares, como la resta de puntos a Deportivo Cuenca por incumplimientos financieros. Sin embargo, tras años de gestión y monitoreo, la realidad dista mucho de ese discurso de control. El fútbol ecuatoriano continúa arrastrando una práctica nociva; los dobles contratos.

La institución, presidida por Miguel Ángel Loor, ha establecido un reglamento que supuestamente garantiza transparencia económica entre los clubes profesionales del país. Esta irregularidad, aceptada en silencio durante décadas fue tema de análisis para Diego Castro, director regional de LigaPro, reconociera públicamente que casi la totalidad de los equipos de Serie A y Serie B incurren en esta práctica.
“Es feo decirlo, pero el 99% de los clubes hacen dobles contratos”, afirmó. Los dobles contratos no son una práctica nueva, su persistencia en el entorno local evidencia a un sistema está normalizando este tipo de prácticas.
El mecanismo es, en esencia, una maniobra para evadir responsabilidades tributarias; el club reporta ante LigaPro un contrato formal por una suma determinada, y paga al jugador otra parte de manera informal, frecuentemente en efectivo o a través de acuerdos paralelos disfrazados como “contratos de imagen” u “honorarios adicionales”, así se evita retenciones fiscales y ocultar los verdaderos gastos del club.
Lo preocupante es que la propia LigaPro, llamada a fiscalizar, parece resignarse ante la magnitud del problema. Castro lo admite, las auditorías que realiza el organismo solo se hacen de manera trimestral, con lo cual cualquier irregularidad ya ha tenido suficiente tiempo para operar fuera del radar.
Recién entonces, si algo no cuadra, como un jugador que oficialmente gana USD 3.000 pero tiene movimientos bancarios por USD 8.000, se exige una justificación. Pero el daño ya está hecho. Si bien el reglamento de LigaPro contempla sanciones económicas o inclusive la prohibición de fichar jugadores, en la práctica estas medidas parecen ser poco efectivas.