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jueves, julio 17, 2025

Asaltan a una familia cerca de la UNACH en Riobamba

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INSEGURIDAD

Alrededor de las 23h30 del 14 de julio, la calma cerca de la Unach en Riobamba fue interrumpida por un robo, un episodio que se ha vuelto frecuente en la provincia de Chimborazo. Un vehículo frenó de manera abrupta en una calle, de donde descendieron tres individuos que, sin pronunciar palabra, intimidaron a un grupo de vecinos que regresaba a sus hogares.

Tres sujetos descendieron de un vehículo y asaltaron a una familia en Riobamba.

Ante las amenazas y la presión del momento, los afectados entregaron sus celulares, billeteras, mochilas y otras pertenencias sin oponer resistencia. El miedo paralizó cualquier intento de defensa, dejando claro el clima de inseguridad que azota a esta comunidad.

“Uno de ellos parecía tener un arma, aunque no la sacó completamente. No podíamos arriesgarnos”, contó uno de los afectados, que por seguridad pidió mantener su nombre en reserva. “Lo único que queríamos era que se fueran rápido”. Este asalto no fue un hecho aislado.

Durante los últimos meses, los reportes ciudadanos por robos, asaltos, extorsiones y microtráfico en Riobamba y sus alrededores, han ido en aumento. Sectores como La Dolorosa, el Terminal Terrestre, la Condamine, y el Mercado Mayorista, son ahora zonas, donde la gente camina con desconfianza, incluso durante el día.

La Policía Nacional ha reiterado que realiza operativos permanentes, sin embargo, muchos ciudadanos aseguran que la presencia policial es intermitente e insuficiente, especialmente en horarios nocturnos y en sectores periféricos o estudiantiles como el de la UNACH, donde circulan diariamente los jóvenes.

La provincia de Chimborazo, históricamente considerada una de las más tranquilas de la Sierra Centro, enfrenta una transformación preocupante. La ubicación geográfica de Riobamba, como punto de paso entre regiones, la convierte en un corredor potencial para el tráfico de drogas, armas y actividades ilícitas.

El crecimiento urbano desordenado, la falta de iluminación pública en zonas nuevas, y la escasa vigilancia ciudadana, también han abierto la puerta al incremento del delito común y organizado.

Mientras tanto, los vecinos seguirán cuidándose entre ellos, patrullando con linternas, evitando salir de noche y compartiendo mensajes por redes sociales para alertarse entre sí. Una realidad que no debería ser normal, pero que, en Chimborazo, tristemente, se está convirtiendo en rutina.

A pesar del discurso institucional, la sensación de abandono se mantiene. Muchos sectores se han visto obligados a organizarse en comités de seguridad, algunos incluso recurren a sirenas comunitarias o alarmas improvisadas. Sin embargo, estas medidas no reemplazan el trabajo estructural de las autoridades.

Las solicitudes de los ciudadanos apuntan en una misma dirección: Mayor presencia policial durante las noches, especialmente en sectores con alta circulación peatonal, videovigilancia y cámaras activas, con monitoreo constante por parte del ECU 911.

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