Lionel Messi y Jordi Alba, figuras del Inter Miami, fueron suspendidos por un partido y no podrán estar presentes este sábado en el duelo ante FC Cincinnati. Su ausencia en el MLS All-Star Game disputado esta semana en Austin, les valió una sanción.
Aunque la liga estadounidense se escuda en una normativa, los jugadores convocados al All-Star que no se presenten sin permiso no pueden jugar el siguiente partido de liga. Lionel Messi no se presentó en el All-Star Game por una razón que parece, al menos desde el sentido común, completamente justificable, el capitán del Inter Miami, de 38 años, ha tenido una seguidilla de partidos desde abril.
En menos de tres meses disputó 17 encuentros oficiales, todos ellos jugados en su totalidad. No descansó ni un solo minuto. Ese ritmo exigente incluyó múltiples viajes, entre ellos dos a Canadá, un desgaste evidente. En ese contexto, el propio Leo optó por bajarse del All-Star Game, una exhibición sin valor competitivo, priorizando los encuentros oficiales que se avecinan en MLS y en la Leagues Cup.
Una decisión profesional, responsable y alineada con la planificación deportiva. Pero que, para la MLS, no fue suficiente. La ausencia de Messi en el All-Star Game fue entendida por el cuerpo técnico, por el Inter Miami, por los especialistas deportivos e incluso por la mayoría del público.
Su presencia, aunque siempre deseada, no debía ser obligatoria en un partido sin peso competitivo, que solo alimenta la maquinaria del marketing.
