NATACIÓN
A sus 34 años, el cuencano sigue compitiendo en la élite del deporte continental, con una motivación que ha logrado resistir el desgaste físico, las adversidades estructurales del deporte nacional y los ciclos olímpicos que suelen devorarse incluso a los más exitosos.
Enderica continúa entrenando, compitiendo y soñando desde Cuenca, su ciudad natal y cuna de una dinastía que ha aportado nombres, resultados y convicciones a la natación ecuatoriana; nadando contracorriente. No hay en él ni una pizca de discurso heroico o frase prefabricada.
“No pienso en el retiro”, afirma con la calma de quien ha hecho las paces con el rigor del alto rendimiento. “Ahora me enfoco en los años que vienen, no en el ciclo olímpico completo. Antes te hubiera dicho que iba por todo el ciclo, pero aprendí a vivir el proceso con otros ojos”.
Esa madurez, es una nueva forma de permanencia, menos obsesiva, más consciente, pero igual de competitiva. La vigencia no se explica solamente desde lo mental. En la temporada actual, Enderica ha logrado medallas que confirman que sigue siendo un nadador de nivel internacional.
Su actuación en el Open de Paraguay, en mayo, fue una prueba que superó con autoridad, tres oros en 400 metros combinado, 200 mariposa y 1.500 libre. Las victorias en Asunción son parte de una hoja de ruta que lo proyecta hacia los Juegos Bolivarianos, en Lima, a finales de este año.
Trascendiendo de las piscinas de competencia, Enderica desarrolla un complejo deportivo que llevará su impronta, un espacio pensado para formar nuevas generaciones de atletas. La visión no es empresarial, es institucional.
