En medio de la oscuridad de la carretera, un bus de Transportes Patria se convirtió en una trampa rodante: nueve delincuentes armados tomaron el control del vehículo, y lo que era un viaje rutinario hacia Riobamba se transformó en una noche de terror para sus pasajeros.

La escena parece sacada de una serie criminal: un falso pasajero que oculta un arma bajo la ropa, un conductor amenazado sin previo aviso, y un operativo coordinado para interceptar el vehículo unos kilómetros más adelante.
Así inició un nuevo capítulo de la inseguridad que azota al país. “Yo ya fui asaltado en abril, también en un bus de Patria”, cuenta uno de los pasajeros, un técnico en mantenimiento de máquinas que trabaja en Guayaquil y regresa cada semana a Riobamba. “Pero esta vez fue peor… estaban listos para matar.”
Todo comenzó con una orden seca: “Siga manejando, que más adelante se suben los demás.” Unos tres a cuatro kilómetros después, seis hombres armados se subieron al bus, mientras otros dos se posicionaban en los pasillos con armas de fuego. El asalto estaba en marcha.
Los pasajeros intentaron resistirse algunos pensaban que las armas eran de juguete, pero dos disparos al vidrio bastaron para disipar cualquier duda.
Los cristales reventaron, el silencio se impuso, y el miedo hizo que todos se tiraran al suelo. Milagrosamente, no hubo heridos. “Nos hicieron poner boca abajo. Registraron todas las mochilas y maletas. Mezclaron nuestras pertenencias como si fueran basura. No dejaron ni un reloj”, relata una mujer que viajaba con su hija pequeña. El botín, según los cálculos iniciales, rondaría entre los 10.000 y 15.000 dólares. Algunos pasajeros incluso creen que la cifra pudo ser mayor.
La historia no es nueva. Se repite en distintas rutas del país, con diferentes nombres de empresas, pero con un patrón común: ausencia total de control en las carreteras, falta de acompañamiento policial, y una impunidad que raya en complicidad.
El “toque diferente” en este caso es lo predecible del crimen. Los asaltantes sabían exactamente cuándo, cómo y dónde actuar. No improvisaron. Este fue un robo quirúrgico, ejecutado con la tranquilidad de quien sabe que no será perseguido.