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sábado, septiembre 13, 2025

Presunto agresor sexual es sentenciado a casi 3 décadas de prisión

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SENTENCIA
   
El Tribunal Penal dictó una de las sentencias más duras de los últimos años en Chimborazo: 29 años y 4 meses de prisión para Orlando Ch., hallado culpable de la presunta violación de una adolescente de 15 años. La condena, sumada a una reparación económica de 5.000 dólares a favor de la víctima, cierra un caso marcado por el silencio, el dolor y la huida del agresor al extranjero.

Tras tres años prófugo, el agresor fue juzgado y sentenciado a casi tres décadas de prisión.

Era la tarde del 10 de mayo de 2022 cuando la joven, confiada en la amistad que mantenía con el hoy sentenciado, aceptó subirse a su motocicleta para dirigirse al trabajo de su madre. Pero la confianza se quebró en segundos: el trayecto fue interrumpido, el camino desviado y, en un terreno apartado del sector Piñancay, se consumó el delito.

La amenaza fue clara: debía callar. El miedo ató la voz de la adolescente durante meses, hasta que su madre, atenta a los cambios en su comportamiento, logró que revelara la verdad. En octubre de 2022, la denuncia abrió un proceso judicial que pronto tomaría un giro inesperado.

Al saberse investigado, el sospechoso huyó del país y se refugió en Estados Unidos, intentando escapar de la justicia ecuatoriana. Sin embargo, la Fiscalía activó los mecanismos internacionales y consiguió que Interpol ubicara y detuviera al prófugo. En marzo de 2025, fue extraditado a Ecuador.

La reapertura del proceso devolvió la esperanza a la víctima y a su familia, que durante tres años exigieron justicia. En el juicio, la Fiscalía presentó más de diez elementos probatorios: la voz firme de la adolescente, el relato de su madre, informes médicos y psicológicos que demostraron el daño físico y emocional, y los peritajes técnicos que confirmaron los hechos.

El delito de violación, tipificado en el artículo 171, numeral 2, del Código Orgánico Integral Penal (COIP), se vio agravado por el vínculo previo entre víctima y agresor, contemplado en el artículo 48, numeral 9. Por ello, la pena alcanzó su máximo rigor.

Para la familia de la víctima, representa el cierre de un capítulo doloroso; para la comunidad de Chunchi, un recordatorio de que la verdad, aunque tarde, siempre logra abrirse camino.

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