Esta semana, con motivo del Día Mundial sin Automóvil, en Riobamba se impulsa una campaña que busca promover el uso de medios de transporte sostenibles y, al mismo tiempo, generar conciencia sobre las consecuencias del abuso en el uso de vehículos motorizados. Se trata de una invitación a replantearnos nuestros hábitos de movilidad y su impacto directo en el medio ambiente.
El Día Mundial Sin Auto (DMSA) nació en la década de los noventa, cuando quedó en evidencia el daño que causan las emisiones de millones de automotores en el planeta. Los efectos de la contaminación vehicular van mucho más allá de lo visible: estudios científicos han demostrado que influyen en el desarrollo fetal, incrementan enfermedades respiratorias en niños, deterioran la memoria y pueden generar mutaciones que derivan en distintos tipos de cáncer. La Organización Mundial de la Salud incluso ha comprobado que las partículas derivadas de la combustión del diésel son capaces de provocar tumores en el pulmón y la vejiga.
Hoy, ya no solo las grandes urbes están expuestas a esta amenaza. En el Ecuador, incluso las ciudades pequeñas sufren la presencia constante de gases tóxicos que se respiran en cada bocanada de humo negro que expulsan los vehículos. El panorama es alarmante y requiere de respuestas inmediatas. Una de ellas, sencilla pero simbólica, es dejar el automóvil en casa al menos un día al año, contribuyendo de manera personal a reducir la contaminación y a frenar el calentamiento global. Existen alternativas viables como la bicicleta o el simple hecho de caminar, especialmente en ciudades de distancias cortas como la nuestra.
Pero la acción individual debe complementarse con la institucional. El “Plan Nacional de la Calidad del Aire” no puede quedarse en el papel. Los gobiernos autónomos descentralizados, en especial los de las capitales provinciales, tienen la responsabilidad de aplicar estrategias de monitoreo y gestión ambiental que garanticen aire limpio y saludable para la población.
Un día sin auto no es solo una fecha en el calendario; es un recordatorio de que cada decisión de movilidad cuenta y que el futuro de nuestras ciudades depende de cómo enfrentemos hoy este desafío ambiental.