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martes, enero 21, 2025

A dos meses de las elecciones

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Por: Sofía Cordero

En un país de cuyo nombre no me acuerdo, después de años de represión y corrupción, la dictadura había sido derrocada gracias a la traición de uno de sus miembros. Pero el líder de aquel régimen, un hombre temido por su crueldad, había jurado venganza a través de sus redes sociales: “nuestra venganza personal será contundente”, escribía cada cuatro años durante la campaña electoral, junto a la frase “ya falta poco”.

La amenaza se extendió más allá de sus antiguos oponentes políticos. Una larga lista negra se manejaba entre quienes pretendían volver al poder por la vía electoral y liberar a su líder de un exilio que se volvía cada más insoportable para él. Cuadrillas de candidatos seguidos de matones se desplegaban por el territorio llevando su mensaje de venganza.

La población vivió en constante pánico. Sabían que el tiempo apremiaba, faltaban dos meses para las nuevas elecciones. Para evitar la venganza, las personas idearon estrategias desesperadas. Los periodistas comenzaron a ocultarse tras pseudónimos. Los empresarios y banqueros, conscientes de que el regreso del régimen significaba la confiscación de sus bienes, empezaron a mover sus fortunas fuera del país. Algunos financiaron pequeñas iniciativas comunitarias para ganar apoyo popular, asegurándose de que su influencia no fuera vista como una amenaza. Los estudiantes se dispersaron en pequeños grupos, fingiendo desinterés por la política y promoviendo ideologías apolíticas. Los ciudadanos y trabajadores tejían redes secretas para protegerse mutuamente.

El país, dividido y temeroso, estaba al borde del colapso. Pero faltaba la estrategia principal: encontrar quién pudiera gobernar en democracia. Fue la tarea más difícil, porque años de dictadura habían acabado con las ideas, los valores, y la mayoría de candidatos emulaban al dictador en el exilio. La leyenda cuenta que encontraron una alternativa, y ese país siguió luchando cada cuatro años por vivir en democracia.

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