Hugo Moreno Romero
Los primeros meses de este año han sido para todos los seres humanos un período de reconsideración de nuestras vidas. Todos los estratos sociales, razas, etnias y religiones hemos sentido un tremendo remezón en cada una de nuestras existencias. Una pandemia de tan magnitud, peligro e incidencia que ha obligado a todas las naciones del mundo a reconsiderar el camino equivocado que nos habíamos trazado: violencia, corrupción, materialismo, irracionalismo, individualismo y robotización humana; unos llenos y ensimismados de poder económico y político y la gran mayoría viviendo la miseria económica y humana pero con la misma mentalidad individualista y de una filosofía
del tener.
La situación que estamos viviendo cada persona, cada familia, cada pueblo, cada nación, nos obliga a despertarnos del sueño trágico de nuestras vidas y recuperar el verdadero sentido humano, de dignidad, de solidaridad, de encuentro entre los hombres en la búsqueda de la felicidad y el bienestar de todos. Aquí no cabe la viveza criolla ni el oportunismo de grupos políticos que piden la libertad de los presos llenos de corrupción y oprobio, aquí no caben las irresponsabilidades e inmoralidades de los funcionarios públicos que aprovechando de las circunstancias quieren seguir robando los dineros del pueblo en adquisición de implementos para menguar la pandemia del CORONAVIRUS, aquí no cabe la saperia de comerciantes, de farmacias, etc, para subir los precios afectando a la mayor parte de la población ecuatoriana.
Es hora de la UNIDAD Y LA SOLIDARIDAD, es hora de la conversión de nuestras vidas para entender que la felicidad no está en tener cosas sino en compartir y recuperar el amor y el afecto familiar, barrial y nacional. Es hora del encuentro y el caminar juntos: la empresa pública y la privada, los que tienen y los que no tienen, porque lo único que nos dará paz en nuestro espíritu es sentir la conciencia tranquila de que hemos entregado nuestra vida por la vida de los demás. Empecemos abril con nuestro corazón abierto y henchido de amor.
