Por: Joselo Andrade
Enhorabuena por los resultados del día domingo. A partir de ellos, podemos inferir algunas cosas sobre las que es necesario reflexionar. Aquí algunos apuntes sobre la marcha.
En primer lugar, y por tercera ocasión, el correísmo pierde su oportunidad de llegar a la Presidencia, y queda claro que, con este intento, perdió de manera definitiva la última oportunidad que tenía de “tomarse el Ejecutivo”. Ese tren ya partió.
En segundo lugar, se observa una reconfiguración potencial de la Asamblea Constituyente. Hasta horas antes de los resultados de aquel día, cualquiera hubiera creído que una Asamblea Constituyente estaría dividida en partes iguales. Ese escenario también cambió. Hoy hay oportunidad para inscribir en ella los cambios que el Ecuador necesita.
En tercer lugar, aunque triunfó Daniel Noboa, representante de una izquierda vegetariana, lo hizo con votos de la derecha (electores prestados), que ahora podrían constituirse en un nuevo actor dentro de ese potencial espacio. De manera tal que, más allá de la versión socialista vegetariana, podríamos observar nuevas voces en ese nuevo escenario.
En cuarto lugar, la cordura en el Ecuador ha sido mucho más amplia de lo que se nos había llevado a creer. Esto también indica que nuestro país tiene oportunidad, que no estamos supeditados a una elección entre dos izquierdas. El rechazo al correísmo expresado en las urnas nos muestra que el “noboísmo” es solo un subconjunto de una fuerza mayor: la que desprecia a Correa y, desde luego, en ella conviven otras visiones de país.
Por último, de ahora en más, el correísmo va en reversa. Pues, una vez que detecten sus partidarios que sus oportunidades reales de retomar el poder ya no existen, a esa tienda político-delictiva solo le quedará, de manera inexorable, la sistemática y paulatina pérdida de espacios y oportunidades, hasta, en algún momento, correr la misma suerte del partido del “loco que ama”.