MANIFESTACIONES
Alausí se ha convertido en un campo de batalla entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad. El Paro Nacional, convocado por organizaciones indígenas en rechazo a la eliminación del subsidio al diésel, ha colapsado las principales arterias del cantón, transformando las calles en escenarios de confrontación.

Desde tempranas horas, los bloqueos de carreteras, los enfrentamientos con la Policía y el grito de desobediencia social no solo han paralizado el cantón, sino que han elevado las tensiones a niveles insostenibles.
En medio de la creciente tensión por el Paro Nacional, la mañana del 1 de octubre la Policía Nacional reportó la retención de dos uniformados por parte de manifestantes en la comunidad de Nizag, ubicada en Alausí. Hasta el cierre de esta edición se manifestó que los agentes fueron retenidos cuando intentaban despejar una de las vías bloqueadas por los manifestantes, que exigen la revocatoria de la eliminación del subsidio al diésel. “Nuestras unidades se encuentran dialogando con los comuneros para su liberación”, señaló la Policía en un breve comunicado enviado a los medios a través de WhatsApp.
La eliminación del subsidio al diésel, que ha encarecido drásticamente los precios de este combustible clave para el transporte y la producción agrícola, ha sido el detonante de una protesta que ya lleva días tomando fuerza en diversas partes del país. Para las comunidades de Alausí, esta medida es un golpe directo a sus medios de vida.
El diésel, utilizado para el transporte de productos agrícolas, la movilidad rural y los servicios básicos, ha visto su precio dispararse, afectando a miles de familias que ya se enfrentaban a condiciones precarias de vida. “Este no es solo un aumento de precios, es una condena a la pobreza. Nos están obligando a pagar por algo que nunca hemos podido costear”, comentó una de las líderes indígenas durante la manifestación, por lo que estas organizaciones manifiestan que el alza en el precio del combustible no solo afecta el bolsillo, sino que agrava la ya difícil situación económica de las zonas rurales de Chimborazo, que dependen de la agricultura y el transporte local para su supervivencia.
Desde los primeros bloqueos en los sectores de Tixán, Charicando y Pistishi, los manifestantes han cerrado las principales vías de acceso, incluidos tramos clave de la carretera Riobamba-Cuenca, una de las arterias más importantes de la provincia. En los sectores aledaños, como el cantón Chunchi, los bloqueos se han extendido hasta Tolte y los accesos al cantón. Los vehículos no pueden avanzar, y los viajeros se ven atrapados en una situación cada vez más incierta. La protesta, que en sus inicios parecía pacífica, rápidamente escaló a enfrentamientos violentos con la Policía Nacional.
En medio de los choques, al menos una persona resultó gravemente herida al recibir un golpe en la cabeza. La intervención de la Policía Nacional ha sido clave en el desarrollo de los disturbios. A medida que los manifestantes bloqueaban las rutas y ocupaban espacios clave en el cantón, las fuerzas de seguridad trataron de dispersar las concentraciones.
Sin embargo, la respuesta no ha sido bien recibida por los protestantes, que acusan a los uniformados de utilizar la fuerza excesiva. “Queremos protestar pacíficamente, pero nos tratan como si fuéramos criminales. La violencia viene de ambos lados”, declaró una de las manifestantes. Los choques han sido constantes, y la tensión no parece disminuir. A pesar de los esfuerzos del municipio por instar a la calma, el miedo a una mayor represión ha aumentado la incertidumbre del cantón.