Los vagos duermen

Por: Eduardo Enderica Dávila

Quién lo diría, sobre lonas en el piso, a veces sobre una cama compartida y haciendo turnos a veces. Por la cercanía a la vela para poner las ollas, justo debajo de las goteras o porque las rodillas de los otros les hincan las costillas, duermen poco los vagos.

Como no tienen nada qué hacer se levantan muy temprano a malgastar su tiempo jugando a hacer huecos en la tierra, a poner en hileras unas semillas, a pisar descalzos lodo y paja, jugando a fabricar adobes y quemarlos hasta que son ladrillos cansados de no hacer nada corretean con maíz delante de las gallinas, cortan hierba para los cuyes hasta que llega la hora de divertirse en el juego que les encanta a los albañiles, levantando paredes para otros en hermosas ciudadelas llenas de hermosos jardines que los mantienen otros vagos con el mote de jardineros, luego se juntan con otros vagos a jugar a las marchas gritando en las esquinas para que los que sí trabajan disfruten de las conquistas y vivan tranquilos sus días.