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miércoles, septiembre 17, 2025

¡Basta de delincuencia en la salud!

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Por: Alfonso Espín

“Cuando el hambre es ley”, dice un pensamiento popular, que sirve para explicar ciertas acciones ante una justa necesidad inminente. Esto se puede aplicar al sistema de salud en el Ecuador, que se pobló de “malandrines” en los puestos de las compras de los medicamentos, insumos y hasta alimentos para los pacientes y que se acostumbraron a lucrar de los sobreprecios en beneficio de sus bolsillos y en contra de los dolientes.

Ahora, cuando el Gobierno quiere poner orden y entonces se ven imposibilitados de sus fechorías, deciden boicotear la entrega de medicamentos y esconderlos, a costa del deterioro y aun la muerte de los pacientes, pero en favor de sus enconos, como sucedió en días pasados en un hospital de Manabí, en el que los enfermos tenían que adquirir las medicinas por fuera, mientras estas estaban embodegadas injustificadamente a la custodia de funcionarios saboteadores de las prácticas honestas en esa casa de salud. Seguro las usaban para venderlas cuando expiraran o desfachatadamente ahora, para que las farmacias cercanas lucren dolosamente.

Esto va más allá de ser irresponsables, es un acto criminal, porque bien saben que los enfermos que asisten a las casas de salud públicas, son de escasos recursos y que es obligación del Estado brindarles auxilio con atención y medicamentos. Pensemos, además conciudadanos, cómo a lo largo y ancho del país, se repetirán estos casos delincuenciales que cobran vidas y deterioran la imagen de un gobierno.

El pueblo está a la expectativa de las acciones del Ejecutivo ante esos comportamientos corruptos y mínimo se espera el despido de los responsables y, acto seguido, el cambio de directores sin reparo de los ajustes penales que sus actos comprendan. Que continúen las visitas sorpresas a los hospitales y la depuración definitiva por el bien de los más necesitados y el ejercicio limpio de los funcionarios públicos.

Y esto sí va más allá de las ideologías y no porque no existan, sino que ellas se minimizan cuando está de por medio el bienestar, la búsqueda de salud o la seguridad de los ciudadanos, tal cual ocurre con el azote del narcotráfico, ante el que ninguna ideología cabe en favor de él, sino la unidad en contra de este flagelo social, de lo contrario el llamarse de izquierda o de derecha solamente serían una vestimenta mentirosa para ejercer oposiciones injustificadas en favor de intereses particulares, que son siempre malos para al país y su gente.

Que no vengan los asambleístas de la RC o de ninguna otra facción política a darse de marxistas, socialistas, neoliberales, libertarios o lo que fuesen, cuando no justifican sus existencias como tales, con dignidad y en bien de los intereses nacionales, sino que aprovechan el sistema democrático, para tirar a su favor y el de sus compinches, generalmente perseguidos por la ley, apresados o prófugos como nos estamos acostumbrando a ver en esa tienda política “de izquierda” perversamente corrompida por sujetos envueltos en actos delincuenciales y fugitivos de la Justicia, procurando a escondidas gozar de los medios que se levantaron en sus cargos estatales y ahora tratando de disfrutar del “imperio”, al que tanto lo criticaban desde sus bocas mentirosas de politiqueros baratos.

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