ENTREVISTA
Sebastián Beccacece ha establecido un discurso con convicción, a menos de un año para el Mundial de 2026, el técnico argentino de la Selección Nacional ofrece una radiografía sin adornos de su gestión al frente de La Tri.

Desde aquel incierto viaje en bus desde Rosario hasta Perú en 2003, sin contrato ni certezas, solo con el deseo de formar parte del cuerpo técnico de Jorge Sampaoli en un club menor como Sport Boys, hasta este presente en el que está al mando de una selección que representa la ilusión de 19 millones de ecuatorianos, Beccacece no esquiva su objetivo, llegar más lejos que cualquier selección ecuatoriana en una Copa del Mundo.
Lo dice sin rodeos, pero con una dosis de mesura “La responsabilidad de este grupo es hacer el mejor Mundial en la historia del Ecuador. No se trata de obligación, porque eso puede jugar en contra, pero sí de asumir el desafío de competir de igual a igual”, declara, consciente de que cargar la mochila del exitismo ha hecho tropezar a muchas camadas de gran talento.
Sabe que Ecuador aún no está entre los colosos del fútbol mundial, pero también intuye que esta generación puede marcar un antes y un después. Con nombres como Moisés Caicedo, Piero Hincapié, William Pacho, el potencial está, y Beccacece cree que lo más valioso está en el alma del grupo, más que en la agenda.