Por: Nathalie Arias
Seguir sosteniendo un déficit que, solo para el año 2024, se estimó primero $1.682 millones y luego terminó en $5.179 millones es imposible. Y no podemos ignorar la razón detrás: el tamaño del sector público no se compadece en sentido alguno con el tamaño de nuestra economía.
Pero la pregunta que muchos buscamos responder es cómo lograr la ansiada reducción de ese tamaño del Estado realmente se traduzca en liberación de recursos que la economía real necesita para crecer.
El anuncio de la reducción del 1% de la plantilla total del casi medio millón de funcionarios actuales ha sido asumido de formas muy variadas. Por ello y para aportar al debate necesario quisiera proponer que consideremos estos tres aspectos:
El primero: es muy importante que se conozcan los montos detrás de la reducción del gasto y además que se pueda contrastar con el valor que se requiere para indemnizaciones u otros tipos de compensaciones por salida. Lo anterior aún si esto último no aplica para todos o ni siquiera para la mayoría. Es más, hay que conocer si se pagaría ahora o se aplaza el problema para más adelante o incluso para otra administración.
El segundo: desvincular y suprimir cargos enfrenta el problema, pero lo indispensable es que listemos las reformas específicas que se necesitan para poder reducir las competencias, trámites, procedimientos, licencias y un largo etcétera. Estas están regadas en acuerdos ministeriales, decretos ejecutivos, reglamentos, leyes y hasta en la misma Constitución. Identificarlas y eliminar todas aquellas que ralentizan e invaden el interés de producir honestamente es vital. Las fusiones y adscripciones son un paso necesario, pero no suficiente.
El tercero: en un país con un mercado laboral rígido es una apuesta riesgosa afirmar que todos los funcionarios desvinculados son corruptos o saboteadores. Si estamos hablando de 5.000 personas que idealmente deberían ser absorbidos por un sector privado boyante, pero van a encontrar uno que, entonces por qué agregar carga a este proceso.
Hay mucho más por analizar, pero este punto de partida nos ayudará a valorar la efectividad de la medida.